Löydetty 68 Tulokset: Líbano

  • ¡Tus labios destilan miel pura, novia mía! Hay miel y leche bajo tu lengua, y la fragancia de tus vestidos es como el aroma del Líbano. (Cantar 4, 11)

  • ¡Fuente que riega los jardines, manantial de agua viva, que fluye desde el Líbano! (Cantar 4, 15)

  • Sus piernas, columnas de alabastro, asentadas sobre bases de oro puro. Su aspecto es como el Líbano, esbelto como los cedros. (Cantar 5, 15)

  • Tu cuello es como una torre de marfil. Tus ojos, como las piscinas de Jesbón, junto a la puerta Mayor. Tu nariz es como la Torre del Líbano, centinela que mira hacia Damasco. (Cantar 7, 5)

  • Crecí como un cedro en el Líbano y como un ciprés en los montes del Hermón; (Eclesiástico 24, 13)

  • como rosa en los días de primavera, como lirio junto a un manantial, como brote del Líbano en los días de verano, (Eclesiástico 50, 8)

  • Cuando recibía las porciones de manos de los sacerdotes -y estaba él mismo de pie, junto al fuego del altar, con una corona de hermanos a su alrededor como retoños de cedro en el Líbano- lo rodeaban como troncos de palmera (Eclesiástico 50, 12)

  • contra todos los cedros del Líbano, altaneros y elevados, contra todas las encinas de Basán, (Isaías 2, 13)

  • él corta con el hierro la espesura del bosque, y cae el Líbano con su esplendor. (Isaías 10, 34)

  • Hasta los cipreses, los cedros del Líbano, se regocijan de tu suerte: "¡Desde que yaces tendido, nadie sube a talarnos!". (Isaías 14, 8)

  • ¿No falta poco, muy poco tiempo, para que el Líbano se vuelva un vergel y el vergel parezca un bosque? (Isaías 29, 17)

  • La tierra está de duelo y desfallece, el Líbano pierde el color y se marchita, el Sarón se ha convertido en una estepa, el Basán y el Carmelo se deshojan. (Isaías 33, 9)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina