Löydetty 15 Tulokset: Presbíteros

  • Y así lo hicieron, remitiendo las limosnas a los presbíteros por intermedio de Bernabé y de Saulo. (Hechos 11, 30)

  • En cada comunidad establecieron presbíteros, y con oración y ayuno, los encomendaron al Señor en el que habían creído. (Hechos 14, 23)

  • A raíz de esto, se produjo una agitación: Pablo y Bernabé discutieron vivamente con ellos, y por fin, se decidió que ambos, junto con algunos otros, subieran a Jerusalén para tratar esta cuestión con los Apóstoles y los presbíteros. (Hechos 15, 2)

  • Cuando llegaron a Jerusalén, fueron bien recibidos por la Iglesia, por los Apóstoles y los presbíteros, y relataron todo lo que Dios había hecho con ellos. (Hechos 15, 4)

  • Los Apóstoles y los presbíteros se reunieron para deliberar sobre este asunto. (Hechos 15, 6)

  • Entonces los Apóstoles, los presbíteros y la Iglesia entera, decidieron elegir a algunos de ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas, llamado Barsabás, y a Silas, hombres eminentes entre los hermanos, (Hechos 15, 22)

  • y les encomendaron llevar la siguiente carta: «Los Apóstoles y los presbíteros saludamos fraternalmente a los hermanos de origen pagano, que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia. (Hechos 15, 23)

  • Por las ciudades donde pasaban, transmitían las decisiones tomadas en Jerusalén por los Apóstoles y los presbíteros, recomendando que las observaran. (Hechos 16, 4)

  • Desde Mileto, mandó llamar a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso. (Hechos 20, 17)

  • Al día siguiente, Pablo fue con nosotros a casa de Santiago, donde también se reunieron todos los presbíteros. (Hechos 21, 18)

  • Los presbíteros que ejercen su cargo debidamente merecen un doble reconocimiento, sobre todo, los que dedican todo su esfuerzo a la predicación y a la enseñanza. (I Timoteo 5, 17)

  • Te he dejado en Creta, para que terminaras de organizarlo todo y establecieras presbíteros en cada ciudad de acuerdo con mis instrucciones. (Tito 1, 5)


“Não nos preocupemos quando Deus põe à prova a nossa fidelidade. Confiemo-nos à Sua vontade; é o que podemos fazer. Deus nos libertará, consolará e enorajará.” São Padre Pio de Pietrelcina