Löydetty 124 Tulokset: Real

  • Además, Salomón se ha sentado en el trono real, (I Reyes 1, 46)

  • entonces yo mantendré para siempre tu trono real sobre Israel, según se lo prometí a tu padre David, cuando dije: ‘Nunca faltará uno de tus descendientes sobre el trono de Israel’. (I Reyes 9, 5)

  • El Señor le suscitó a Salomón un adversario: Hadad, el edomita, de la estirpe real de Edóm. (I Reyes 11, 14)

  • Cuando Zimrí vio que la ciudad era tomada, entró en el torreón del palacio real, prendió fuego al palacio y así murió. (I Reyes 16, 18)

  • Atalía, la madre de Ocozías, al ver que había muerto su hijo, empezó a exterminar a todo el linaje real. (II Reyes 11, 1)

  • Después tomó a los centuriones, a los carios, a los guardias y a todo el pueblo del país; hicieron descender al rey de la Casa del Señor, y por el camino de la puerta de la Escolta, llegaron a la casa del rey. Joás se sentó en el trono real. (II Reyes 11, 19)

  • Cuando su poder real quedó plenamente afianzado, mató a los servidores que habían dado muerte al rey, su padre. (II Reyes 14, 5)

  • Pul, rey de Asiria, invadió el país, y Menajém le entregó mil talentos de plata, para que lo ayudara a afianzar en sus manos el poder real. (II Reyes 15, 19)

  • Pero en el séptimo mes, Ismael, hijo de Natanías, hijo de Elisamá, que era de estirpe real, llegó con diez hombres, y ellos mataron a Godolías y a los judíos y caldeos que estaban con él en Mispá. (II Reyes 25, 25)

  • David dijo entonces a Ornán: "Cédeme el terreno de la era para edificar en él un altar al Señor; entrégamelo por su valor real, y así cesará la plaga que azota a mi pueblo". (I Crónicas 21, 22)

  • Pero el rey David dijo a Ornán: "¡De ninguna manera! La compraré por su precio real en plata, porque no voy a tomar para el Señor lo que te pertenece, ni voy a ofrecer un holocausto que no cuesta nada". (I Crónicas 21, 24)

  • Él edificará una Casa para mi Nombre; él será para mí un hijo y yo seré para él un padre, y afianzaré su trono real sobre Israel para siempre’. (I Crónicas 22, 10)


“As almas não são oferecidas como dom; compram-se. Vós ignorais quanto custaram a Jesus. É sempre com a mesma moeda que é preciso pagá-las”. São Padre Pio de Pietrelcina