Löydetty 86 Tulokset: Siclos

  • El oro que los oficiales de los regimientos de mil y cien soldados ofrecieron como tributo al Señor, llegó a un total de dieciséis mil setecientos cincuenta siclos. (Números 31, 52)

  • por haber difamado a una virgen israelita, condenándolo, además, a pagar cien siclos de plata, que entregarán al padre de la joven. Ella seguirá siendo su mujer, y el hombre no podrá repudiarla nunca más. (Deuteronomio 22, 19)

  • el hombre que se acostó con ella deberá pagar al padre de la joven cincuenta siclos de plata y ella será su mujer. Nunca podrá repudiarla, porque él la violó. (Deuteronomio 22, 29)

  • Yo vi entre el botín un hermoso manto de Senaar, doscientos siclos de plata y un lingote de oro que pesa cincuenta siclos; me gustaron y los guardé. Ahora están escondidos en la tierra, en medio de mi carpa, y la plata está debajo". (Josué 7, 21)

  • El peso de los anillos que recogió fue de mil setecientos siclos de oro, sin contar los prendedores, los aros y los vestidos de púrpura que llevaban los reyes de Madián, y sin contar tampoco los collares de los camellos. (Jueces 8, 26)

  • Luego le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal Berit, con los que Abimélec contrató a unos hombres vagos y aventureros, que le sirvieron de escolta. (Jueces 9, 4)

  • Los príncipes de los filisteos fueron a verla y le dijeron: "Sedúcelo y averigua de dónde le viene esa fuerza tan enorme, y qué podríamos hacer para atarlo y tenerlo sometido. Te daremos cada uno mil cien siclos de plata". (Jueces 16, 5)

  • Él dijo a su madre: "Esos mil cien siclos de plata que te quitaron, y por los que te oí proferir una imprecación, están en mi poder; yo te los quité, pero ahora te los devuelvo". Su madre exclamó: "¡Que el Señor te bendiga, hijo mío!". (Jueces 17, 2)

  • Él le devolvió los mil cien siclos de plata, y su madre dijo: "Yo había consagrado solemnemente esa plata al Señor, en favor de mi hijo, para hacer una estatua revestida de metal fundido". (Jueces 17, 3)

  • Así, cuando él devolvió la plata a su madre, ella tomó doscientos siclos de plata y se los entregó al orfebre. Este hizo una estatua revestida de metal fundido, y la pusieron en la casa de Miqueas. (Jueces 17, 4)

  • Entonces Micá le dijo: "Quédate conmigo, y serás para mí un padre y un sacerdote. Yo te daré diez siclos de plata al año, además de la ropa y la comida". Ante su insistencia, (Jueces 17, 10)

  • Cuando se cortaba la cabellera -y lo hacía cada año, porque le resultaba demasiado pesada- el pelo cortado pesaba doscientos siclos, según la medida del rey. (II Samuel 14, 26)


“Somente por meio de Jesus podemos esperar a salvação.” São Padre Pio de Pietrelcina