Löydetty 268 Tulokset: batalla de Jonatán
Y el rey siguió diciendo al sacerdote Sadoc: "Mira, tú y Abiatar vuelvan en paz a la ciudad, y lleven con ustedes a sus dos hijos, a tu hijo Ajimáas y a Jonatán, el hijo de Abiatar. (II Samuel 15, 27)
Allí están con ellos sus dos hijos, Ajimáas, el de Sadoc, y Jonatán, el de Abiatar: por medio de ellos me comunicarán todo lo que oigan". (II Samuel 15, 36)
Jonatán y Ajimáas estaban junto a la Fuente de Roguel. Una esclava fue a llevarles la noticia, para que ellos, a su vez, fueran a informar a David, porque no podían dejarse ver entrando en la ciudad. (II Samuel 17, 17)
Los servidores de Absalón entraron en la casa de esa mujer y preguntaron: "¿Dónde están Ajimáas y Jonatán?". La mujer les respondió: "Pasaron por aquí en dirección a las aguas". Ellos registraron, y al no encontrar nada, se volvieron a Jerusalén. (II Samuel 17, 20)
La tropa salió al campo abierto para enfrentarse con Israel, y se entabló batalla en el bosque de Efraím. (II Samuel 18, 6)
El rey le perdonó la vida a Meribaal, hijo de Jonatán, a causa del juramento que David y Jonatán, hijo de Saúl, se habían hecho en nombre del Señor. (II Samuel 21, 7)
él fue a pedir los huesos de Saúl y los de su hijo Jonatán a los ciudadanos de Iabés de Galaad, que los habían retirado furtivamente de la explanada de Betsán, donde los habían suspendido los filisteos el día en que derrotaron a Saúl en Gelboé. (II Samuel 21, 12)
David se llevó de allí los huesos de Saúl y los de su hijo Jonatán, y también recogió los huesos de los que habían sido colgados. (II Samuel 21, 13)
Los filisteos reanudaron la guerra contra Israel. Entonces, David bajó con sus servidores y presentaron batalla a los filisteos. David estaba extenuado, (II Samuel 21, 15)
Y como desafiaba a Israel, lo mató Jonatán, hijo de Simeá, hermano de David. (II Samuel 21, 21)
Eliajbá, de Saalbón; Iasen, de Gizón; Jonatán, (II Samuel 23, 32)
Todavía estaba hablando, cuando llegó Jonatán, el hijo del sacerdote Ebiatar. Adonías dijo: "Ven, tú eres un hombre de bien y seguro que traes buenas noticias". (I Reyes 1, 42)