Löydetty 969 Tulokset: batalla de jerusalén

  • y exclamó: "¡Que el rey no me tenga en cuenta la falta! ¡No te acuerdes de la falta que cometió tu servidor, el día en que el rey, mi señor, salía de Jerusalén! ¡No le des importancia, (II Samuel 19, 20)

  • También Meribaal, hijo de Saúl, bajó al encuentro del rey. No se había cuidado los pies, ni arreglado el bigote, ni hecho lavar la ropa, desde el día en que el rey partió de Jerusalén hasta que volvió sano y salvo. (II Samuel 19, 25)

  • Apenas llegó de Jerusalén para recibir al rey, este le dijo: "¿Por qué no has venido conmigo, Meribaal?". (II Samuel 19, 26)

  • El rey le dijo: "Sigue adelante conmigo, y yo me ocuparé de tu sustento en Jerusalén". (II Samuel 19, 34)

  • Pero Barzilai respondió al rey: "¿Cuántos años más voy a tener de vida para que suba contigo a Jerusalén? (II Samuel 19, 35)

  • Todos los hombres de Israel se apartaron de David para seguir a Seba, hijo de Bicrí; pero los hombres de Judá se mantuvieron unidos a su rey, desde el Jordán hasta Jerusalén. (II Samuel 20, 2)

  • David entró a su casa en Jerusalén. Entonces el rey tomó a las diez concubinas que había dejado al cuidado de la casa y las puso en un recinto bien custodiado. Él proveía a su mantenimiento, pero no tuvo más relaciones con ellas, y así estuvieron recluidas, viviendo como viudas, hasta el día de su muerte. (II Samuel 20, 3)

  • Así partieron detrás de Abisai los hombres de Joab, los quereteos, los peleteos y todos los Guerreros, saliendo de Jerusalén en persecución de Seba, hijo de Bicrí. (II Samuel 20, 7)

  • La mujer se dirigió a todo el pueblo con tanta cordura, que ellos le cortaron la cabeza a Seba, hijo de Bicrí, y se la arrojaron a Joab. Este hizo sonar la trompeta y levantaron el asedio, yéndose cada uno a su carpa. Joab, por su parte, se volvió a Jerusalén, junto al rey. (II Samuel 20, 22)

  • Los filisteos reanudaron la guerra contra Israel. Entonces, David bajó con sus servidores y presentaron batalla a los filisteos. David estaba extenuado, (II Samuel 21, 15)

  • Así recorrieron todo el país y, al cabo de nueve meses y veinte días, llegaron a Jerusalén. (II Samuel 24, 8)

  • El Ángel extendió la mano hacia Jerusalén para exterminarla, pero el Señor se arrepintió del mal que le infligía y dijo al Ángel que exterminaba al pueblo: "¡Basta ya! ¡Retira tu mano!". El Ángel del Señor estaba junto a la era de Arauná, el jebuseo. (II Samuel 24, 16)


“O amor sem temor torna-se presunção.” São Padre Pio de Pietrelcina