Löydetty 206 Tulokset: bendición de isaac
El Señor ordenará que la bendición esté contigo en tus graneros y en todas tus empresas, y te bendecirá en la tierra que él te da. (Deuteronomio 28, 8)
a fin de convertirte en su pueblo y ser tu Dios, como te lo ha prometido, y como lo juró a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob. (Deuteronomio 29, 12)
Cuando te sucedan todas estas cosas -la bendición y la maldición que he puesto delante de ti- si las meditas en tu corazón en medio de las naciones donde el Señor, tu Dios, te habrá arrojado, (Deuteronomio 30, 1)
Hoy tomo por testigos contra ustedes al cielo y a la tierra: yo he puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, y vivirás, tú y tus descendientes, (Deuteronomio 30, 19)
con tal que ames al Señor, tu Dios, escuches su voz y le seas fiel. Porque de ello depende tu vida y tu larga permanencia en la tierra que el Señor juró dar a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob. (Deuteronomio 30, 20)
Esta es la bendición con que Moisés, el hombre de Dios, bendijo a los israelitas antes de morir. (Deuteronomio 33, 1)
Dijo acerca de Neftalí: "Neftalí, saciado de favor y colmado de la bendición del Señor, toma posesión del oeste y del sur". (Deuteronomio 33, 23)
Y el Señor le dijo: "Esta es la tierra que prometí con juramento a Abraham, a Isaac y a Jacob, cuando les dije: ‘Yo se la daré a tus descendientes’. Te he dejado verla con tus propios ojos, pero tú no entrarás en ella". (Deuteronomio 34, 4)
Después de eso, Josué leyó cada una de las palabras de la Ley -la bendición y la maldición- exactamente como está escrito en el libro de la Ley. (Josué 8, 34)
Pero yo tomé a Abraham, el padre de ustedes, del otro lado del Río, y le hice recorrer todo el país de Canaán. Multipliqué su descendencia, y le di como hijo a Isaac. (Josué 24, 3)
A Isaac lo hice padre de Jacob y de Esaú. A Esaú le di en posesión la montaña de Seir, mientras que Jacob y sus hijos bajaron a Egipto. (Josué 24, 4)
Dígnate, entonces, bendecir la casa de tu servidor, para que ella permanezca siempre en tu presencia. Porque tú, Señor, has hablado, y con tu bendición la casa de tu servidor será bendita para siempre". (II Samuel 7, 29)