Löydetty 83 Tulokset: conquista de los amorreos

  • también de los jebuseos, de los amorreos, de los guirgasitas, (I Crónicas 1, 14)

  • A los sobrevivientes de los hititas, los amorreos, los perizitas, los jivitas y los jebuseos, que no pertenecían a Israel (II Crónicas 8, 7)

  • Una vez terminado todo esto, se me presentaron los jefes para decirme: "El pueblo de Israel, los sacerdotes y los levitas no se han separado de la gente del país, que practica cosas abominables: los cananeos, los hititas, los perizitas, los jebuseos, los amonitas, los moabitas, los egipcios y los amorreos. (Esdras 9, 1)

  • Al ver que su corazón te era fiel, concluiste con él la alianza, para darle el país de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los perizitas, de los jebuseos y guirgasitas, y para dárselo a su descendencia. Y has cumplido tus palabras, porque eres justo. (Nehemías 9, 8)

  • y se establecieron luego en el país de los amorreos, exterminando por la fuerza a los jesbonitas. Después cruzaron el Jordán y tomaron posesión de toda la región montañosa, (Judit 5, 15)

  • a Sijón, rey de los amorreos, a Og, rey de Basán, y a todos los reyes de Canaán. (Salmos 135, 11)

  • a Sijón, rey de los amorreos, ¡porque es eterno su amor! (Salmos 136, 19)

  • Añadió a sus muchas acciones gloriosas, la conquista de Jope como puerto, y abrió una salida hacia las islas del mar. (I Macabeos 14, 5)

  • Aquel día, tus ciudades de refugio serán abandonadas como las de los jivitas y los amorreos delante de los hijos de Israel, y habrá una desolación. (Isaías 17, 9)

  • Él se burla de los reyes, los soberanos son un juguete para él, juega con las ciudades fortificadas, levanta un terraplén y las conquista. (Habacuc 1, 10)

  • Pelea el buen combate de la fe, conquista la Vida eterna, a la que has sido llamado y en vista de la cual hiciste una magnífica profesión de fe, en presencia de numerosos testigos. (I Timoteo 6, 12)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina