Löydetty 370 Tulokset: ejército de madián

  • Yo atraeré hacia ti, al torrente Quisón, a Sísara, jefe del ejército de Iabín, con sus carros y sus tropas, y los pondré en tus manos’". (Jueces 4, 7)

  • y el Señor hizo que Sísara, todos sus carros y todo su ejército huyeran despavoridos delante de Barac. Sísara se bajó de su carro de guerra y huyó a pie. (Jueces 4, 15)

  • Barac persiguió a los carros y al ejército hasta Jaróset Ha Goím, y todo el ejército de Sísara cayó al filo de la espada. No quedó ni un solo sobreviviente. (Jueces 4, 16)

  • Los israelitas hicieron lo que es malo a los ojos del Señor, y él los entregó en manos de Madián durante siete años. (Jueces 6, 1)

  • Israel quedó muy debilitado a causa de Madián, y los israelitas clamaron al Señor. (Jueces 6, 6)

  • Cuando los israelitas clamaron al Señor a causa de Madián, (Jueces 6, 7)

  • "Perdón, señor, le respondió Gedeón; pero si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas esas maravillas que nos contaron nuestros padres, cuando nos decían: ‘El Señor nos hizo subir de Egipto’? Pero ahora él nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián". (Jueces 6, 13)

  • "Yo estaré contigo, le dijo el Señor, y tú derrotarás a Madián como si fuera un solo hombre". (Jueces 6, 16)

  • Todo Madián, Amalec y los Orientales se reunieron de común acuerdo, cruzaron el Jordán y acamparon en la llanura de Izreel. (Jueces 6, 33)

  • A la mañana siguiente, Ierubaal -es decir, Gedeón- se levantó de madrugada con la gente que lo acompañaba, y acamparon en En Jaród. Madián había acampado más al norte, al pie de la colina de Moré, sobre el valle. (Jueces 7, 1)

  • Entonces el Señor dijo a Gedeón: "La gente que te acompaña es demasiado numerosa para que yo ponga a Madián en sus manos. No quiero que Israel se gloríe a expensas mías, diciendo: ‘Es mi mano la que me salvó’. (Jueces 7, 2)

  • El Señor dijo a Gedeón: "Yo los voy a salvar con estos trescientos hombres y pondré a Madián en tus manos. Que el grueso de la tropa regrese cada uno a su casa". (Jueces 7, 7)


“O amor sem temor torna-se presunção.” São Padre Pio de Pietrelcina