Löydetty 41 Tulokset: encender las lámparas

  • Quemaron incienso sobre el altar, y encendieron las lámparas del candelabro que comenzaron a brillar en el Templo. (I Macabeos 4, 50)

  • incendiaron la puerta del Templo y derramaron sangre inocente, nosotros suplicamos al Señor y fuimos escuchados. Ofrecimos un sacrificio con la mejor harina, encendimos las lámparas y presentamos los panes". (II Macabeos 1, 8)

  • Una vez purificado el Templo, construyeron otro altar. Luego, sacando fuego del pedernal, ofrecieron un sacrificio, después de dos años de interrupción, y renovaron el incienso, las lámparas y los panes de la ofrenda. (II Macabeos 10, 3)

  • El Líbano no bastaría para encender fogatas, sus animales no bastarían para los holocaustos. (Isaías 40, 16)

  • Encienden lámparas, en mayor número aún que para sí mismos, aunque los dioses no pueden ver ninguna de ellas. (Baruc 6, 18)

  • Por eso, así habla el Señor: ¡Ay de la ciudad sanguinaria! Yo también voy a encender una gran hoguera. (Ezequiel 24, 9)

  • Entonces los habitantes de las ciudades de Israel saldrán a encender fuego y quemarán las armas: broqueles y escudos, arcos y flechas, mazas y lanzas. Durante siete días se hará fuego con ellas. (Ezequiel 39, 9)

  • En aquel tiempo yo escudriñaré con lámparas a Jerusalén y pediré cuenta a los hombres que se sientan sobre sus heces, los que dicen en su corazón: "El Señor no hace ni bien ni mal". (Sofonías 1, 12)

  • Él me preguntó: "¿Qué ves?". Yo le respondí: "Veo un candelabro de oro macizo, con un recipiente en la parte superior: sobre el candelabro hay siete lámparas, y siete mecheros para las lámparas que están arriba de él. (Zacarías 4, 2)

  • Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo. (Mateo 25, 1)

  • Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, (Mateo 25, 3)

  • mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos. (Mateo 25, 4)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina