Löydetty 131 Tulokset: galaad

  • Galaad vive tranquilo al otro lado del Jordán y Dan ¿por qué se queda en las naves? Aser habita a la orilla del mar y vive tranquilo en sus embarcaderos. (Jueces 5, 17)

  • Después de él, surgió Iaír, de Galaad. Él juzgó a Israel durante veintidós años. (Jueces 10, 3)

  • Tenía treinta hijos, que iban montados en treinta asnos y tenían treinta ciudades. Estas últimas se llaman todavía hoy los Poblados de Iaír, y se encuentran en el territorio de Galaad. (Jueces 10, 4)

  • A partir de ese momento, los amonitas oprimieron duramente a los israelitas que vivían al otro lado del Jordán, en el país de los amorreos de Galaad. La opresión duró dieciocho años. (Jueces 10, 8)

  • Los amonitas se concentraron y fueron a acampar en Galaad. También se reunieron los israelitas y pusieron su campamento en Mispá. (Jueces 10, 17)

  • Entonces el pueblo y los jefes de Galaad se dijeron unos a otros: "¿Quién es el hombre que dirigirá el combate contra los amonitas? Él quedará al frente de todos los habitantes de Galaad". (Jueces 10, 18)

  • Jefté, el galaadita, era un guerrero valeroso. Galaad, su padre, lo había tenido con una prostituta. (Jueces 11, 1)

  • Pero como Galaad también tuvo hijos con su esposa, estos, cuando se hicieron grandes, echaron a Jefté, diciéndole: "Tú no participarás de la herencia en la casa de nuestro padre, porque eres hijo de otra mujer". (Jueces 11, 2)

  • Y cuando iban a atacarlo, los ancianos de Galaad fueron a la región de Tob a buscar a Jefté. (Jueces 11, 5)

  • Los ancianos de Galaad dijeron a Jefté: "Si, de acuerdo. Pero ahora recurrimos a ti para que vengas con nosotros a combatir contra los amonitas. Tú serás nuestro jefe y el de todos los habitantes de Galaad". (Jueces 11, 8)

  • "El Señor nos está escuchando, le respondieron los ancianos de Galaad. ¡Ay de nosotros si no hacemos lo que tú has dicho!". (Jueces 11, 10)

  • Jefté partió entonces con los ancianos de Galaad, y el pueblo lo proclamó su jefe y comandante. En Mispá, delante del Señor, Jefté reiteró todas las condiciones que había puesto. (Jueces 11, 11)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina