Löydetty 383 Tulokset: historia de jacob

  • Vuélvete, Jacob, y tómala, camina hacia el resplandor, atraído por su luz. (Baruc 4, 2)

  • Tú les dirás: Así habla el Señor: El día en que elegí a Israel, alcé mi mano para hacer un juramento a la descendencia de Jacob y me manifesté a ellos en la tierra de Egipto; alcé mi mano y les dije: Yo soy el Señor, su Dios. (Ezequiel 20, 5)

  • Así habla el Señor: Cuando yo reúna a la casa de Israel de entre los pueblos en que ha sido dispersada, manifestaré mi santidad por medio de ellos, a los ojos de las naciones. Ellos habitarán en su propio suelo, el que di a mi servidor Jacob: (Ezequiel 28, 25)

  • Habitarán en la tierra que di a mi servidor Jacob, donde habitaron sus padres. Allí habitarán para siempre, ellos, sus hijos y sus nietos; y mi servidor David será su príncipe eternamente. (Ezequiel 37, 25)

  • Por eso, así habla el Señor: Ahora voy a cambiar la suerte de Jacob: tendré compasión de toda la casa de Israel y me mostraré celoso de mi santo Nombre. (Ezequiel 39, 25)

  • y cuando los ancianos contaron su historia, los servidores quedaron desconcertados, porque jamás se había dicho nada semejante de Susana. (Daniel 13, 27)

  • La arrogancia de Jacob atestigua contra él; Israel y Efraím tropiezan por su propia culpa y junto con ellos, también tropieza Judá. (Oseas 5, 5)

  • Efraím era una ternera bien adiestrada, le gustaba trillar. Pero yo hice pasar el yugo sobre su hermosa cerviz: yo unciré a Efraím, Judá tendrá que arar, Jacob pasará el rastrillo. (Oseas 10, 11)

  • El Señor tiene un pleito con Israel, pedirá cuenta a Jacob de su conducta, le retribuirá según sus acciones. (Oseas 12, 3)

  • Jacob huyó a los campos de Arám. Israel sirvió por una mujer y por una mujer, cuidó los rebaños. (Oseas 12, 13)

  • Escuchen y atestigüen contra la casa de Jacob -oráculo del Señor de los ejércitos-: (Amós 3, 13)

  • El Señor lo ha jurado por sí mismo -oráculo del Señor, Dios de los ejércitos-: Yo aborrezco el orgullo de Jacob, y detesto sus palacios; entregaré la ciudad y todo lo que hay en ella. (Amós 6, 8)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina