Löydetty 1772 Tulokset: nuevo hombre

  • ¿Quieres convencerte, hombre insensato, de que la fe sin obras es estéril? (Santiago 2, 20)

  • Como ven, el hombre no es justificado sólo por la fe, sino también por las obras. (Santiago 2, 24)

  • porque todos faltamos de muchas maneras. Si alguien no falta con palabras es un hombre perfecto, porque es capaz de dominar toda su pesona. (Santiago 3, 2)

  • Animales salvajes y pájaros, reptiles y peces de toda clase, han sido y son dominados por el hombre. (Santiago 3, 7)

  • Elías era un hombre como nosotros, y sin embargo, cuando oró con insistencia para que no lloviera, no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. (Santiago 5, 17)

  • como quienes han sido engendrados de nuevo, no por un germen corruptible, sino incorruptible: la Palabra de Dios, viva y eterna. (I Pedro 1, 23)

  • En efecto, si alguien se aleja de los vicios del mundo, por medio del conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, y después se deja enredar y dominar de nuevo por esos vicios, su estado final llega a ser peor que el primero. (II Pedro 2, 20)

  • Pero nosotros, de acuerdo con la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia. (II Pedro 3, 13)

  • Queridos míos, no les doy un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, el que aprendieron desde el principio: este mandamiento antiguo es la palabra que ustedes oyeron. (I Juan 2, 7)

  • Sin embargo, el mandamiento que les doy es nuevo. Y esto es verdad tanto en él como en ustedes, porque se disipan las tinieblas y ya brilla la verdadera luz. (I Juan 2, 8)

  • Y ahora te ruego: amémonos los unos a los otros. Con lo cual no te comunico un nuevo mandamiento, sino el que tenemos desde el principio. (II Juan 1, 5)

  • y en medio de ellos, a alguien semejante a un Hijo de hombre, revestido de una larga túnica que estaba ceñida a su pecho con una faja de oro. (Apocalipsis 1, 13)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina