Löydetty 144 Tulokset: objetos sagrados

  • Y cualquier ofrenda de dones sagrados que los israelitas presenten al sacerdote, será para él. (Números 5, 9)

  • Cada sacerdote podrá disponer de sus propios dones sagrados: cada uno guardará para él lo que reciba. (Números 5, 10)

  • A los quehatitas, en cambio, no les dio nada, porque ellos se ocupaban de los objetos más santos y tenían que llevar su carga al hombro. (Números 7, 9)

  • Cada fuente pesaba ciento treinta siclos, y cada tazón, setenta. Toda la plata de estos objetos sumaba en total dos mil cuatrocientos siclos, en siclos del Santuario. (Números 7, 85)

  • Los quehatitas, que llevaban los objetos sagrados, avanzaron después, a fin de que la Morada ya estuviera erigida antes de su llegada. (Números 10, 21)

  • El Señor dijo a Aarón: Yo te encomiendo el cuidado de mis ofrendas, es decir, de los dones sagrados de los israelitas. Te entrego todo eso, a ti y a tus hijos, como algo que les es debido, como un derecho irrevocable. (Números 18, 8)

  • Así, si ustedes reservan la mejor parte, no cargarán con un pecado, no profanarán los dones sagrados de los israelitas ni morirán. (Números 18, 32)

  • y Moisés los envió al combate, junto con Pinjás, hijo del sacerdote Eleazar, que llevaba consigo los vasos sagrados y las trompetas para lanzar el grito de guerra. (Números 31, 6)

  • También deberán purificar todas las prendas de vestir y todos los objetos de piel, de cuero de cabra o de madera". (Números 31, 20)

  • Por eso hemos traído, como ofrenda al Señor, los objetos de oro que ha recogido cada uno: pulseras, brazaletes, anillos, aros y pendientes. Así se hará en favor nuestro el rito de expiación delante del Señor". (Números 31, 50)

  • Por eso, trátenlos de este modo: derriben sus altares, destruyan sus piedras conmemorativas, talen sus postes sagrados y prendan fuego a sus ídolos. (Deuteronomio 7, 5)

  • Derriben sus altares, rompan sus piedras conmemorativas, prendan fuego a sus postes sagrados, destruyan las imágenes de sus ídolos y borren hasta sus nombres de aquel lugar. (Deuteronomio 12, 3)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina