Löydetty 1098 Tulokset: puertas de la ciudad

  • De allí fuimos a Filipos, ciudad importante de esta región de Macedonia y colonia romana. Pasamos algunos días en esta ciudad, (Hechos 16, 12)

  • Había entre ellas una, llamada Lidia, negociante en púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios. Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que aceptara las palabras de Pablo. (Hechos 16, 14)

  • y llevándolos delante de los magistrados, dijeron: «Esta gente está sembrando la confusión en nuestra ciudad. Son unos judíos (Hechos 16, 20)

  • De pronto, la tierra comenzó a temblar tan violentamente que se conmovieron los cimientos de la cárcel, y en un instante, todas las puertas se abrieron y las cadenas de los prisioneros se soltaron. (Hechos 16, 26)

  • El carcelero se despertó sobresaltado y, al ver abiertas las puertas de la prisión, desenvainó su espada con la intención de matarse, creyendo que los prisioneros se habían escapado. (Hechos 16, 27)

  • y fueron a tratar amigablemente con ellos. Luego los pusieron en libertad y los invitaron a alejarse de la ciudad. (Hechos 16, 39)

  • Llenos de envidia, los judíos reunieron un grupo de gente de la calle y promovieron un alboroto, sembrando la agitación en la ciudad. Entonces se presentaron delante de la casa de Jasón en busca de Pablo y de Silas, para conducirlos ante la asamblea del pueblo. (Hechos 17, 5)

  • Como no los encontraron, arrastraron a Jasón y a algunos hermanos ante los magistrados de la ciudad, gritando: «Esos que han revolucionado todo el mundo, han venido también aquí (Hechos 17, 6)

  • Mientras los esperaba en Atenas, Pablo sentía que la indignación se apoderaba de él, al contemplar la ciudad llena de ídolos. (Hechos 17, 16)

  • Yo estoy contigo. Nadie pondrá la mano sobre ti para dañarte, porque en esta ciudad hay un pueblo numeroso que me está reservado». (Hechos 18, 10)

  • y se produjo un gran desorden en la ciudad. Todos irrumpieron en el teatro, arrastrando a los macedonios Gayo y Aristarco, compañeros de viaje de Pablo. (Hechos 19, 29)

  • Hasta algunos magistrados de la ciudad, que eran amigos suyos, le rogaron que no se expusiera yendo al teatro. (Hechos 19, 31)


“Se você não entrega seu coração a Deus, o que lhe entrega?” “Você deve seguir outra estrada. Tire de seu coração todas as paixões deste mundo, humilhe-se na poeira e reze! Dessa forma, certamente você encontrará Deus, que lhe dará paz e serenidade nesta vida e a eterna beatitude na próxima.” São Padre Pio de Pietrelcina