Löydetty 104 Tulokset: trabajo

  • Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y todo te irá bien. (Salmos 128, 2)

  • El hombre se sacia con el fruto de sus palabras, y cada uno recibe el salario de su trabajo. (Proverbios 12, 14)

  • El que se deja estar en su trabajo es hermano del que destruye. (Proverbios 18, 9)

  • Ordena tu trabajo afuera, prepáralo en el campo, y después edificarás tu casa. (Proverbios 24, 27)

  • No negué a mis ojos nada de lo que pedían, ni privé a mi corazón de ningún placer; mi corazón se alegraba de todo mi trabajo, y este era el premio de todo mi esfuerzo. (Eclesiastés 2, 10)

  • Lo único bueno para el hombre es comer y beber, y pasarla bien en medio de su trabajo. Yo vi que también esto viene de la mano de Dios. (Eclesiastés 2, 24)

  • Además, si Dios ha dado a un hombre riquezas y posesiones, y le permite disfrutar de ellas, tomar la parte que le toca y alegrarse de su trabajo, ¡eso es un don de Dios! (Eclesiastés 5, 18)

  • No detestes los trabajos penosos ni el trabajo del campo, creado por el Altísimo. (Eclesiástico 7, 15)

  • No admires las obras del pecador: confía en el Señor y persevera en tu trabajo, porque es cosa fácil a los ojos del Señor enriquecer de un solo golpe al indigente. (Eclesiástico 11, 21)

  • Al asno el forraje, el bastón y la carga; al servidor el pan, la disciplina y el trabajo. (Eclesiástico 33, 25)

  • No pidas consejo a una mujer sobre su rival, ni a un cobarde sobre la guerra, ni a un comerciante sobre un negocio, ni a un comprador sobre una venta, ni a un envidioso sobre la gratitud, ni a un despiadado sobre un beneficio, ni a un perezoso sobre cualquier trabajo, ni al que trabaja por horas sobre la conclusión de una obra, ni a un servidor holgazán sobre un trabajo difícil: no cuentes con estos para ningún consejo. (Eclesiástico 37, 11)

  • la diadema de oro encima del turbante, grabada con la señal de su consagración: insignia de honor, trabajo magnífico, ornamento que es un placer para la vista. (Eclesiástico 45, 12)


“Se você fala das próprias virtudes para se exibir ou para vã ostentação perde todo o mérito.” São Padre Pio de Pietrelcina