Löydetty 133 Tulokset: victoria de Gedeón

  • Así se les aplicará la sentencia dictada: esta es la victoria de todos tus fieles. ¡Aleluya! (Salmos 149, 9)

  • Porque la victoria en el combate no depende de la cantidad de las tropas, sino de la fuerza que viene del Cielo. (I Macabeos 3, 19)

  • Israel obtuvo aquel día una gran victoria. (I Macabeos 4, 25)

  • Todo el pueblo cayó con el rostro en tierra y adoraron y bendijeron al Cielo que les había dado la victoria. (I Macabeos 4, 55)

  • Jasón masacró sin piedad a sus propios conciudadanos, sin caer en la cuenta de que una victoria sobre ellos era el mayor de los desastres: ¡él se imaginaba que ganaba trofeos a sus enemigos y no a sus propios compatriotas! (II Macabeos 5, 6)

  • Mientras celebraban la victoria en su patria, quemaron a los que habían incendiado las puertas sagradas, incluido Calístenes, que se había refugiado en una choza. Así él recibió el castigo merecido por su impiedad. (II Macabeos 8, 33)

  • Al despuntar el alba, los dos bandos se lanzaron al combate. Unos tenían como prenda de éxito y de victoria, además de su valor, su confianza en el Señor; los otros combatían impulsados sólo por su arrojo. (II Macabeos 10, 28)

  • Las tropas de Macabeo, enardecidas por la victoria, sitiaron la ciudadela durante cuatro días. (II Macabeos 10, 33)

  • Una vez concluidas estas proezas, bendijeron al Señor con himnos y acciones de gracias, porque él había concedido tan grandes beneficios a Israel y les había dado la victoria. (II Macabeos 10, 38)

  • Se entabló una lucha encarnizada, y las tropas de Judas obtuvieron la victoria, gracias al auxilio de Dios. Los nómadas, derrotados, pidieron la paz a Judas, comprometiéndose a darles ganado y a ayudarlos en lo sucesivo. (II Macabeos 12, 11)

  • Y dando a sus hombres este santo y seña: "Victoria de Dios", atacó durante la noche con los jóvenes más aguerridos el campamento del rey. Así dio muerte a unos dos mil hombres del ejército y al más grande de los elefantes con su conductor. (II Macabeos 13, 15)

  • Él exhortaba a sus compañeros a no temer el ataque de los paganos, y a contar con la victoria que también esta vez les vendría de la mano del Todopoderoso, recordando los auxilios que antes habían recibido del Cielo. (II Macabeos 15, 8)


“Invoquemos sempre o auxílio de Nossa Senhora.” São Padre Pio de Pietrelcina