Löydetty 32 Tulokset: Amos
en aquella sazón habló Yahveh por medio de Isaías, hijo de Amós, en estos términos: «Ve y desata el sayal de tu cintura, y quítate las sandalias de los pies.» El lo hizo así, y anduvo desnudo y descalzo. (Isaías 20, 2)
Envió a Elyaquim, mayordomo, a Sebná, secretario, y a los sacerdotes ancianos cubiertos de sayal donde el profeta Isaías, hijo de Amós. (Isaías 37, 2)
Isaías, hijo de Amós, envió a decir a Ezequías: «Así dice Yahveh, Dios de Israel, a quien has suplicado acerca de Senaquerib, rey de Asur. (Isaías 37, 21)
En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. El profeta Isaías, hijo de Amós, vino a decirle: «Así habla Yahveh: Haz testamento, porque muerto eres y no vivirás.» (Isaías 38, 1)
Así que yo daré sus mujeres a otros, sus campos a nuevos amos, porque del más chiquito al más grande todos andan buscando su provecho, y desde el profeta hasta el sacerdote, todos practican el fraude. (Jeremías 8, 10)
Palabras de Amós, uno de los pastores de Técoa. Visiones que tuvo acerca de Israel, en tiempo de Ozías, rey de Judá, y en tiempo de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto. (Amós 1, 1)
Y me dijo Yahveh: «¿Qué ves, Amós?» Yo respondí: «Una plomada.» El Señor dijo: «¡He aquí que yo voy a poner plomada en medio de mi pueblo Israel, ni una más le volveré a pasar! (Amós 7, 8)
El sacerdote de Betel, Amasías, mandó a decir a Jeroboam, rey de Israel: «Amós conspira contra ti en medio de la casa de Israel; ya no puede la tierra soportar todas sus palabras. (Amós 7, 10)
Porque Amós anda diciendo: "A espada morirá Jeroboam, e Israel será deportado de su suelo."» (Amós 7, 11)
Y Amasías dijo a Amós: «Vete, vidente; huye a la tierra de Judá; come allí tu pan y profetiza allí. (Amós 7, 12)
Respondió Amós y dijo a Amasías: «Yo no soy profeta ni hijo de profeta, yo soy vaquero y picador de sicómoros. (Amós 7, 14)
Y me dijo: «¿Qué ves, Amós?» Yo respondí: «Una canasta de fruta madura.» Y Yahveh me dijo: «¡Ha llegado la madurez para mi pueblo Israel, ni una más le volveré a pasar! (Amós 8, 2)