Löydetty 16 Tulokset: Azote

  • «Cuando haya hambre en el país, cuando haya peste, tizón, añublo, langosta o pulgón, cuando su enemigo le asedie en una de sus puertas, en todo azote y toda emfermedad, (I Reyes 8, 37)

  • Cuando Ajab vio a Elías le dijo: «¿Eres tú, azote de Israel?» (I Reyes 18, 17)

  • El respondió: «No soy yo el azote de Israel, sino tú y la casa de tu padre, por haber abandonado a Yahveh y haber seguido a los Baales. (I Reyes 18, 18)

  • «Cuando haya hambre en esta tierra, cuando haya peste, tizón, añublo, langosta o pulgón, cuando su enemigo le asedie en una de sus puertas, en todo azote y toda enfermedad, (II Crónicas 6, 28)

  • he aquí que Yahveh castigará con terrible azote a tu pueblo, tus hijos, tus mujeres y toda tu hacienda; (II Crónicas 21, 14)

  • Si un azote acarrea la muerte de improviso, él se ríe de la angustia de los inocentes. (Job 9, 23)

  • Retira de mí tus golpes, bajo el azote de tu mano me anonado. (Salmos 39, 11)

  • «castigaré su rebelión con vara, y su culpa con azote, (Salmos 89, 33)

  • ni la peste que avanza en las tinieblas, ni el azote que devasta a mediodía. (Salmos 91, 6)

  • Así comenzó entonces, herido, a abatir su excesivo orgullo y a llegar al verdadero conocimiento bajo el azote divino, en tensión a cada instante por los dolores. (II Macabeos 9, 11)

  • Muerte, sangre, discordia, espada, adversidades, hambre, tribulación, azote. (Eclesiástico 40, 9)

  • Despertará contra él Yahveh Sebaot un azote, como cuando la derrota de Madián en la peña de Horeb, o cuando levantó su bastón contra el mar en el camino de Egipto. (Isaías 10, 26)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina