Löydetty 149 Tulokset: Benjamín

  • También vinieron al refugio, donde estaba David, algunos de los hijos de Benjamín y Judá. (I Crónicas 12, 17)

  • De los hijos de Benjamín, hermano de Saúl, 3.000; hasta entonces la mayor parte de ellos habían permanecido fieles a la casa de Saúl. (I Crónicas 12, 30)

  • No incluyó en este censo a Leví y Benjamín, porque Joab detestaba la orden del rey. (I Crónicas 21, 6)

  • De la media tribu de Manasés en Galaad: Yiddó, hijo de Zacarías. De Benjamín: Yaasiel, hijo de Abner. (I Crónicas 27, 21)

  • En llegando a Jerusalén, reunió Roboam a la casa de Judá y Benjamín, 180.000 hombres, guerreros escogidos, para combatir contra Israel y devolver el reino a Roboam. (II Crónicas 11, 1)

  • «Habla a Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá, y a todo Israel que está en Judá y Benjamín, diciendo: (II Crónicas 11, 3)

  • Sorá, Ayyalón y Hebrón, ciudades fortificadas de Judá y Benjamín. (II Crónicas 11, 10)

  • En todas estas ciudades había escudos y lanzas, y las hizo sumamente fuertes. Estaban por él Judá y Benjamín. (II Crónicas 11, 12)

  • Repartió hábilmente a todos sus hijos por toda la tierra de Judá y de Benjamín, en todas las ciudades fortificadas, les dio alimentos en abundancia y les buscó mujeres. (II Crónicas 11, 23)

  • Asá tenía un ejército de 300.000 hombres de Judá, que llevaban pavés y lanza, y 280.000 de Benjamín, que llevaban escudo y eran arqueros; todos ellos esforzados guerreros. (II Crónicas 14, 7)

  • el cual salió al encuentro de Asá y le dijo: «¡Oídme vosotros, Asá y todo Judá y Benjamín! Yahveh estará con vosotros mientras vosotros estéis con él; si le buscáis, se dejará hallar de vosotros; pero si le abandonáis, os abandonará. (II Crónicas 15, 2)

  • Al oír Asá estas palabras y esta profecía cobró ánimo e hizo desaparecer los monstruos abominables de todo el país de Judá y Benjamín y de las ciudades que había conquistado en la montaña de Efraím, y restauró el altar de Yahveh, que estaba ante el vestíbulo de Yahveh. (II Crónicas 15, 8)


“Reze, reze! Quem muito reza se salva e salva os outros. E qual oração pode ser mais bela e mais aceita a Nossa Senhora do que o Rosario?” São Padre Pio de Pietrelcina