Löydetty 62 Tulokset: Decís
Entonces el rey, montando en cólera, mandó llamar a sus sacerdotes y les dijo: «Si no me decís quién es el que come este dispendio, moriréis; pero si demostráis que el que lo come es Bel, morirá Daniel por haber blasfemado contra Bel.» (Daniel 14, 8)
Escuchad esta palabra, vacas de Basán, que estáis en la montaña de Samaria, que oprimís a los débiles, que maltratáis a los pobres, que decís a vuestros maridos: «¡Traed, y bebamos!» (Amós 4, 1)
Buscad el bien, no el mal, para que viváis, y que así sea con vosotros Yahveh Sebaot, tal como decís. (Amós 5, 14)
¡Vosotros que os alegráis por Lo-Debar, que decís: «¿No tomamos Carnáyim con nuestra propia fuerza?» (Amós 6, 13)
Os he amado, dice Yahveh. Y vosotros decís: ¿En qué nos has amado? - ¿No era acaso Esaú el hermano de Jacob?, oráculo de Yahveh. Sin embargo yo amé a Jacob, (Malaquías 1, 2)
El hijo honra a su padre, el siervo a su señor. Pues si yo soy padre, ¿dónde está mi honra? Y si señor, ¿dónde mi temor?, dice Yahveh Sebaot a vosotros sacerdotes que menospreciáis mi Nombre. - Decís: ¿En qué hemos menospreciado tu Nombre? - (Malaquías 1, 6)
Presentando en mi altar pan impuro. - Y decís ahora: ¿En qué te hemos manchado? - Pensando que la mesa de Yahveh es despreciable. (Malaquías 1, 7)
Pero vosotros lo profanáis, cuando decís: ¡La mesa del Señor es impura, y despreciables sus alimentos!, (Malaquías 1, 12)
Y vosotros decís: ¿Por qué? - Porque Yahveh es testigo entre tú y la esposa de tu juventud, a la que tú traicionaste, siendo así que ella era tu compañera y la mujer de tu alianza. (Malaquías 2, 14)
Vosotros cansáis a Yahveh con vuestras palabras. - Y decís: ¿En qué le cansamos? - Cuando decís: Todo el que hace el mal es bueno a los ojos de Yahveh, y él le acepta complacido; o también: ¿Dónde está el Dios del juicio? (Malaquías 2, 17)
Desde los días de vuestros padres venís apartándoos de mis preceptos y no los observáis. Volveos a mí y yo me volveré a vosotros, dice Yahveh Sebaot. - Decís: ¿En qué hemos de volver? - (Malaquías 3, 7)
¿Puede un hombre defraudar a Dios? ¡Pues vosotros me defraudáis a mí! - Y aún decís: ¿En qué te hemos defraudado? - En el diezmo y en la ofrenda reservada. (Malaquías 3, 8)