Löydetty 111 Tulokset: Dije

  • Cuando entró ella en casa, el cabrito empezó a balar; yo, entonces, llamé a mi mujer y le dije: «¿De dónde ha salido ese cabrito? ¿Es que ha sido robado? Devuélvelo a sus dueños, porque no podemos comer cosa robada.» (Tobías 2, 13)

  • Cuando se pasaron los catorce días con que Ragüel había determinado celebrar la boda de su hija, se dirigió a él Tobías y le dijo: «Déjame regresar, porque estoy seguro que mi padre y mi madre están pensando que ya no van a volver a verme. Así que te ruego, padre, que me permitas regresar al lado de mi padre. Ya te dije en qué situación le he dejado.» (Tobías 10, 8)

  • «¡Llegarás hasta aquí, no más allá - le dije -, aquí se romperá el orgullo de tus olas!» (Job 38, 11)

  • Mi pecado te reconocí, y no oculté mi culpa; dije: «Me confesaré a Yahveh de mis rebeldías.» Y tú absolviste mi culpa, perdonaste mi pecado. (Salmos 32, 5)

  • dije entonces: Heme aquí, que vengo. Se me ha prescrito en el rollo del libro (Salmos 40, 8)

  • «Cuarenta años me asqueó aquella generación, y dije: Pueblo son de corazón torcido, que mis caminos no conocen. (Salmos 95, 10)

  • Me dije en mi corazón: Tengo una sabiduría grande y extensa, mayor que la de todos mis predecesores en Jerusalén; mi corazón ha contemplado mucha sabiduría y ciencia. (Eclesiastés 1, 16)

  • A la risa la llamé: ¡Locura!; y del placer dije: ¿Para qué vale? (Eclesiastés 2, 2)

  • Dije en mi corazón: Dios juzgará al justo y al impío, pues allí hay un tiempo para cada cosa y para toda obra. (Eclesiastés 3, 17)

  • Dije también en mi corazón acerca de la conducta de los humanos: sucede así para que Dios los pruebe y les demuestre que son como bestias. (Eclesiastés 3, 18)

  • Todo esto lo intenté con la sabiduría. Dije: Seré sabio. Pero eso estaba lejos de mí. (Eclesiastés 7, 23)

  • Me dije: Subiré a la palmera, recogeré sus frutos. ¡Sean tus pechos como racimos de uvas, el perfume de tu aliento como el de las manzanas, (Cantar 7, 9)


“Enquanto estivermos vivos sempre seremos tentados. A vida é uma contínua luta. Se às vezes há uma trégua é para respirarmos um pouco.” São Padre Pio de Pietrelcina