Löydetty 159 Tulokset: Entró

  • David entró en su casa de Jerusalén; tomó el rey las diez concubinas que había dejado para guardar la casa y las puso bajo custodia. Proveyó a su mantenimiento, pero no se acercó a ellas y estuvieron encerradas hasta el día de su muerte, como viudas de por vida. (II Samuel 20, 3)

  • La mujer entró en la ciudad y habló a todo el pueblo con su habitual prudencia. Le cortaron la cabeza a Seba, hijo de Bikrí, y se la arrojaron a Joab. Entonces éste hizo sonar el cuerno y se alejaron de la ciudad cada uno a su tienda. Joab se volvió a Jerusalén junto al rey. (II Samuel 20, 22)

  • Entró Betsabé donde el rey, en la alcoba; el rey era muy anciano, y Abisag la sunamita servía al rey . (I Reyes 1, 15)

  • Avisaron al rey: «Está aquí el profeta Natán.» Entró donde el rey y se postró sobre su rostro en tierra ante el rey. (I Reyes 1, 23)

  • El rey David respondió diciendo: «Llamadme a Betsabé.» Entró ella donde el rey y se quedó ante él. (I Reyes 1, 28)

  • El rey Salomón mandó que lo bajaran de junto al altar; entró y se postró ante el rey Salomón, y Salomón le dijo: Vete a tu casa.» (I Reyes 1, 53)

  • Entró Betsabé donde el rey Salomón para hablarle acerca de Adonías. Se levantó el rey, fue a su encuentro y se postró ante ella, y se sentó después en su trono; pusieron un trono para la madre del rey y ella se sentó a su diestra. (I Reyes 2, 19)

  • Entró Benaías en la Tienda de Yahveh y le dijo: «Así dice el rey: Sal.» Respondió: «No. Moriré aquí.» Benaías llevó la respuesta al rey diciendo: «Esto ha dicho Joab y esto me ha respondido.» (I Reyes 2, 30)

  • Se despertó Salomón y era un sueño. Entró en Jerusalén y se puso delante del arca de la alianza del Señor; ofreció holocaustos y sacrificios de comunión y dio un banquete a todos sus servidores. (I Reyes 3, 15)

  • Levantó el profeta el cadáver del hombre de Dios, lo puso sobre el asno y lo trajo. Entró en la ciudad el anciano profeta, le lloró y le sepultó. (I Reyes 13, 29)

  • Así lo hizo la mujer de Jeroboam: se levantó, se fue a Silo, y entró en la casa de Ajías. Ajías no podía ver porque sus pupilas se habían quedado rígidas a causa de su vejez, (I Reyes 14, 4)

  • La mujer de Jeroboam se levantó, se fue y entró en Tirsá; y cuando ella entraba en el umbral de su casa, había muerto el niño. (I Reyes 14, 17)


“Como é belo esperar!” São Padre Pio de Pietrelcina