Löydetty 60 Tulokset: Escudo

  • Y hubo también gaditas que se pasaron a David en el desierto, guerreros valientes, hombres de guerra, preparados para el combate, diestros con el escudo y la lanza. Sus rostros, como rostros de león, y ligeros como la gacela salvaje. (I Crónicas 12, 9)

  • De los hijos de Judá, llevando escudo y lanza, 6.800, armados para la guerra. (I Crónicas 12, 25)

  • De Neftalí, 1.000 jefes, y con ellos 37.000 hombres con escudo y lanza. (I Crónicas 12, 35)

  • Hizo el rey Salomón doscientos grandes escudos de oro batido, aplicando seiscientos siclos de oro batido en cada escudo, (II Crónicas 9, 15)

  • y trescientos escudos pequeños de oro batido, aplicando trescientos siclos de oro en cada escudo; el rey los colocó en la casa «Bosque del Líbano». (II Crónicas 9, 16)

  • Asá tenía un ejército de 300.000 hombres de Judá, que llevaban pavés y lanza, y 280.000 de Benjamín, que llevaban escudo y eran arqueros; todos ellos esforzados guerreros. (II Crónicas 14, 7)

  • De Benjamín: Elyadá, hombre valeroso, y con él, 200.000 armados de arco y escudo. (II Crónicas 17, 17)

  • Pero si no hay iniquidad en esa gente, que mi señor se detenga, no sea que su Dios y Señor les proteja con su escudo y nos hagamos nosotros la irrisión de toda la tierra.» (Judit 5, 21)

  • «¿Quién eres tú, Ajior, y quiénes los mercenarios de Ammón, que te permites hoy lanzar profecías entre nosotros y nos aconsejas que no luchemos contra esta ralea de Israel, porque su Dios los cubrirá con su escudo? ¿Qué otro dios hay fuera de Nabucodonosor? Este enviará su fuerza y los aniquilará de sobre la faz de la tierra, sin que su Dios pueda librarlos. (Judit 6, 2)

  • Embestía contra él, el cuello tenso, tras las macizas gibas de su escudo; (Job 15, 26)

  • Mas tú, Yahveh, escudo que me ciñes, mi gloria, el que realza mi cabeza. (Salmos 3, 4)

  • Pues tú bendices al justo, Yahveh, como un gran escudo tu favor le cubre. (Salmos 5, 13)


“A natureza humana também quer a sua parte. Até Maria, Mãe de Jesus, que sabia que por meio de Sua morte a humanidade seria redimida, chorou e sofreu – e como sofreu!” São Padre Pio de Pietrelcina