Löydetty 243 Tulokset: José

  • Israel mandó a Judá por delante a donde José, para que éste le precediera a Gosen: y llegaron al país de Gosen. (Génesis 46, 28)

  • José engancho su carroza y subió a Gosen, al encuentro de su padre Israel; y viéndole se echó a su cuello y estúvose llorando sobre su cuello. (Génesis 46, 29)

  • Y dijo Israel a José: «Ahora ya puedo morir, después de haber visto tu rostro, pues que tú vives todavía.» (Génesis 46, 30)

  • José dijo a sus hermanos y a la familia de su padre: «Voy a subir a avisar a Faraón y decirle: "Han venido a mí mis hermanos y la casa de mi padre que estaban en Canaán. (Génesis 46, 31)

  • Vino, pues, José a dar parte a Faraón, diciendo: «Mi padre, mis hermanos, sus ovejas y vacadas y todo lo suyo han venido de Canaán, y ya están en el país de Gosen.» (Génesis 47, 1)

  • (5-a)Y dijo Faraón a José: (5-b) (Génesis 47, 5)

  • José llevó a su padre Jacob y le presentó delante de Faraón, y Jacob bendijo a Faraón. (Génesis 47, 7)

  • José instaló a su padre y sus hermanos, asignándoles predio en territio egipcio, en lo mejor del país, en el país de Ramsés, según lo había mandado Faraón. (Génesis 47, 11)

  • Y José proveyó al sustento familiar de su padre y sus hermanos y toda la casa de su padre. (Génesis 47, 12)

  • Entonces José se hizo con toda la plata existente en Egipto y Canaán a cambio del grano que ellos compraban, y llevó José aquella plata al palacio de Faraón. (Génesis 47, 14)

  • Agotada la plata de Egipto y de Canaán, acudió Egipto en masa a José diciendo: «Danos pan. ¿Por qué hemos de morir en tu presencia ahora que se ha agotado la plata?» (Génesis 47, 15)

  • Dijo José: «Entregad vuestros ganados y os daré pan por vuestros ganados, ya que se ha agotado la plata.» (Génesis 47, 16)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina