Löydetty 317 Tulokset: Luz

  • ¿Quién es ésta que sube del desierto, apoyada en su amado? Debajo del manzano te desperté, allí donde te concibió tu madre, donde concibió la que te dio a luz. (Cantar 8, 5)

  • Luego vagamos fuera del camino de la verdad; la luz de la justicia no nos alumbró, no salió el sol para nosotros. (Sabiduría 5, 6)

  • La amé más que la salud y la hermosura y preferí tenerla a ella más que a la luz, porque la claridad que de ella nace no conoce noche. (Sabiduría 7, 10)

  • Es un reflejo de la luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad de Dios, una imagen de su bondad. (Sabiduría 7, 26)

  • Es ella, en efecto, más bella que el sol, supera a todas las constelaciones; comparada con la luz, sale vencedora, (Sabiduría 7, 29)

  • porque a la luz sucede la noche, pero contra la Sabiduría no prevalece la maldad. (Sabiduría 7, 30)

  • Estaba entonces el mundo entero iluminado de luz esplendorosa, y, sin traba alguna, se ocupaba en sus quehaceres; (Sabiduría 17, 20)

  • Entre tanto para tus santos había una grandísima luz. Los egipcios, que oían su voz aunque no distinguían su figura, les proclamaban dichosos por no haber padecido ellos también; (Sabiduría 18, 1)

  • Bien merecían verse de luz privados y prisioneros de tinieblas, los que en prisión tuvieron encerrados a aquellos hijos tuyos que habían de dar al mundo la luz incorruptible de la Ley. (Sabiduría 18, 4)

  • Por una palabra oída ya está el necio en dolores, como por el hijo la mujer que da a luz. (Eclesiástico 19, 11)

  • Llora al muerto, pues la luz le abandonó, llora también al necio, porque dejó la inteligencia. Llora más suavemente al muerto, porque ya reposa, que la vida del necio es peor que la muerte. (Eclesiástico 22, 11)

  • Los que temen al Señor son justificados, hacen brillar sus buenas acciones como luz. (Eclesiástico 32, 16)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina