Löydetty 317 Tulokset: Luz

  • ¿Abriré yo el seno sin hacer dar a luz - dice Yahveh - o lo cerraré yo, que hago dar a luz? - Dice tu Dios. (Isaías 66, 9)

  • los que dicen al madero: «Mi padre eres tú», y a la piedra: «Tú me diste a luz.» Tras de volverme la espalda, que no la cara, al tiempo de su mal dice: «¡Levántate y sálvanos!» (Jeremías 2, 27)

  • Miré a la tierra, y he aquí que era un caos; a los cielos, y faltaba su luz. (Jeremías 4, 23)

  • Dad gloria a vuestro Dios Yahveh antes que haga oscurecer, y antes que se os vayan los pies sobre la sierra oscura, y esperéis la luz, y él la haya convertido en negrura, la haya trocado en tiniebla densa. (Jeremías 13, 16)

  • ¡Ay de mí, madre mía, porque me diste a luz varón discutido y debatido por todo el país! Ni les debo, ni me deben, ¡pero todos me maldicen! (Jeremías 15, 10)

  • Que así dice Yahveh de los hijos e hijas nacidos en este lugar, de sus madres que los dieron a luz y de sus padres que los engendraron en esta tierra: (Jeremías 16, 3)

  • ¡Maldito el día en que nací! ¡el día que me dio a luz mi madre no sea bendito! (Jeremías 20, 14)

  • y haré desaparecer de ellos voz de gozo y voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia, el ruido de la muela y la luz de la candela. (Jeremías 25, 10)

  • tomad mujeres y engendrad hijos e hijas; casad a vuestros hijos y dad vuestras hijas a maridos para que den a luz hijos e hijas, y medrad allí y no mengüéis; (Jeremías 29, 6)

  • Id a preguntar, y ved si pare el macho. Entonces ¿por qué he visto a todo varón con las manos en las caderas, como la que da a luz, y todas las caras se han vuelto amarillas? (Jeremías 30, 6)

  • Vergonzosa está vuestra madre sobremanera, abochornada la que os dio a luz. Es ahora la última de las naciones: desierto, sequedad y paramera. (Jeremías 50, 12)

  • El me ha llevado y me ha hecho caminar en tinieblas y sin luz. (Lamentaciones 3, 2)


“Caminhe com alegria e com o coração o mais sincero e aberto que puder. E quando não conseguir manter esta santa alegria, ao menos não perca nunca o valor e a confiança em Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina