Löydetty 72 Tulokset: atrio

  • Su vestíbulo daba al atrio exterior. Había palmeras sobre sus pilastras, a cada lado, y su escalera tenía ocho gradas. (Ezequiel 40, 34)

  • Su vestíbulo daba al atrio exterior. Había palmeras sobre sus pilastras, a cada lado, y su escalera tenía ocho gradas. (Ezequiel 40, 37)

  • Me llevó al atrio interior; había allí, en el atrio interior, dos salas, una al lado del pórtico septentrional, con su fachada al mediodía, y la otra al lado del pórtico meridional, con su fachada al norte. (Ezequiel 40, 44)

  • Midió el atrio. Tenía cien codos de largo y cien codos de ancho, o sea un cuadrado, y el altar estaba delante de la Casa. (Ezequiel 40, 47)

  • Midió la longitud del edificio a lo largo del patio que tenía detrás, y sus galerías a cada lado: cien codos. El interior del Santo y los vestíbulos del atrio, (Ezequiel 41, 15)

  • Luego me hizo salir al atrio exterior, hacia el norte, y me llevó a las salas situadas cara al patio, es decir frente al edificio, al norte. (Ezequiel 42, 1)

  • Frente a los pórticos del atrio interior, y frente al enlosado del atrio exterior, había una galería a lo largo de la galería triple, (Ezequiel 42, 3)

  • porque estaban divididas en tres pisos y no tenían columnas como el atrio. Por eso, se iban estrechando con relación a las de abajo y las del medio (a partir del suelo). (Ezequiel 42, 6)

  • Y el muro exterior, paralelo a las salas, en dirección al atrio exterior, frente a las salas, tenía cincuenta codos de longitud. (Ezequiel 42, 7)

  • Pues la longitud de las salas que daban al atrio exterior era de cincuenta codos, mientras que las que miraban al Santo tenían cien codos. (Ezequiel 42, 8)

  • Por debajo de las salas había una entrada del lado de oriente, que daba acceso desde el atrio exterior. (Ezequiel 42, 9)

  • A todo lo largo del muro del atrio, en dirección del mediodía, cara al patio y al edificio, había salas. (Ezequiel 42, 10)


“É difícil tornar-se santo. Difícil, mas não impossível. A estrada da perfeição é longa, tão longa quanto a vida de cada um. O consolo é o repouso no decorrer do caminho. Mas, apenas restauradas as forças, é necessário levantar-se rapidamente e retomar a viagem!” São Padre Pio de Pietrelcina