Löydetty 329 Tulokset: carne
Miré y vi que estaban recubiertos de nervios, la carne salía y la piel se extendía por encima, pero no había espíritu en ellos. (Ezequiel 37, 8)
En cuanto a ti, hijo de hombre, así dice el Señor Yahveh: Di a los pájaros de todas clases y a todas las fieras del campo: Congregaos, venid, reuníos de todas partes para el sacrificio que yo os ofrezco, un gran sacrificio sobre los montes de Israel; comeréis carne y beberéis sangre. (Ezequiel 39, 17)
Carne de héroes comeréis, sangre de príncipes de la tierra beberéis. Todos son carneros, corderos, machos cabríos, pingües toros de Basán. (Ezequiel 39, 18)
Las ranuras, de un palmo de anchura, estaban dispuestas en el interior, todo en torno. Sobre estas mesas se ponía la carne de las ofrendas. (Ezequiel 40, 43)
Los sacerdotes no comerán carne de ningún ave ni bestia muerta o desgarrada. (Ezequiel 44, 31)
Lo que el rey pide es difícil, y nadie se lo puede descubrir al rey, excepto los dioses; pero ellos no viven entre los seres de carne.» (Daniel 2, 11)
Era hermoso su ramaje, abundante su fruto; había en él comida para todos, a su sombra se cobijaban las bestias del campo, en sus ramas anidaban los pájaros del cielo, y toda carne se alimentaba de él. (Daniel 4, 9)
A continuación, otra segunda bestia, semejante a un oso, levantada de un costado, con tres costillas en las fauces, entre los dientes. Y se le decía: «Levántate, devora mucha carne.» (Daniel 7, 5)
no comí alimento sabroso; ni carne ni vino entraron en mi boca, ni me ungí, hasta el término de estas tres semanas. (Daniel 10, 3)
El rey le dijo: «¿Por qué no adoras a Bel?» El respondió: «Porque yo no venero a ídolos hechos por mano humana, sino solamente al Dios vivo que hizo el cielo y la tierra y que tiene poder sobre toda carne.» (Daniel 14, 5)
¡Ya pueden ofrecer sacrificios en mi honor, y comerse la carne! Yahveh no los acepta; ahora recordará sus culpas y visitará sus pecados: ellos volverán a Egipto. (Oseas 8, 13)
«Sucederá después de esto que yo derramaré mi Espíritu en toda carne. Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. (Joel 3, 1)