Löydetty 55 Tulokset: ciudadela
La gente de la Ciudadela entregó los rehenes a Jonatán y él los devolvió a sus padres. (I Macabeos 10, 9)
Renuncio asimismo a mi soberanía sobre la Ciudadela de Jerusalén y se la cedo al sumo sacerdote que podrá poner en ella de guarnición a los hombres que él elija. (I Macabeos 10, 32)
Por aquellos días juntó Jonatán a los de Judea para atacar la Ciudadela de Jerusalén y levantó contra ella muchos ingenios de guerra. (I Macabeos 11, 20)
Entonces algunos rebeldes que odiaban a su nación acudieron al rey a anunciarle que Jonatán tenía puesto cerco a la Ciudadela. (I Macabeos 11, 21)
Entre tanto envió Jonatán a pedir al rey Demetrio que retirara las guarniciones de la Ciudadela de Jerusalén y de las plazas fuertes porque hostilizaban a Israel. (I Macabeos 11, 41)
dar mayor altura a las murallas de Jerusalén y levantar un alto muro entre la Ciudadela y la ciudad para separarlas y para que quedara la Ciudadela aislada y no pudieran comprar ni vender. (I Macabeos 12, 36)
Los de la Ciudadela enviaron a Trifón legados dándole prisa a que viniese donde ellos a través del desierto y les enviase víveres. (I Macabeos 13, 21)
Los de la Ciudadela de Jerusalén se veían imposibilitados de entrar y salir por la región, de comprar y de vender. Sufrían grave escasez y bastantes de ellos habían perecido de hambre. (I Macabeos 13, 49)
Clamaron a Simón que hiciera con ellos la paz y Simón se lo concedió. Les echó de allí y purificó de inmundicias la Ciudadela. (I Macabeos 13, 50)
Simón dispuso que este día se celebrara con júbilo cada año. Fortificó el monte del Templo que está al lado de la Ciudadela y habitó allí con los suyos. (I Macabeos 13, 52)
y repatrió numerosos cautivos. Tomó Gázara, Bet Sur y la Ciudadela, la limpió de sus impurezas y no hubo quien le resistiera. (I Macabeos 14, 7)
En sus días se consiguió felizmente por su medio exterminar a los gentiles de su país y a los que se encontraban en la Ciudad de David, en Jerusalén, donde se habían hecho una Ciudadela desde la que hacían salidas y mancillaban los alrededores del Lugar Santo causando graves ultrajes a su santidad. (I Macabeos 14, 36)