Löydetty 23 Tulokset: derrama

  • Por eso el Señor es paciente con ellos, y derrama sobre ellos su misericordia. (Eclesiástico 18, 11)

  • No desdeña la súplica del huérfano, ni a la viuda, cuando derrama su lamento. (Eclesiástico 35, 14)

  • Despierta tu furor y derrama tu ira, extermina al adversario, aniquila al enemigo. (Eclesiástico 36, 6)

  • Hijo, por un muerto lágrimas derrama, como quien sufre cruelmente, entona la lamentación; según el ceremonial entierra su cadáver y no seas negligente con su sepultura. (Eclesiástico 38, 16)

  • El derrama también sobre la tierra la escarcha como sal, que al helarse se queda como pinchos de espinas. (Eclesiástico 43, 19)

  • Kaf. Se agotan de lágrimas mis ojos, las entrañas me hierven, mi hígado por tierra se derrama, por el desastre de la hija de mi pueblo, mientras desfallecen niños y lactantes en las plazas de la ciudad. (Lamentaciones 2, 11)

  • Qof. ¡En pie, lanza un grito en la noche, cuando comienza la ronda; como agua tu corazón derrama ante el rostro del Señor, alza tus manos hacia él por la vida de tus pequeñuelos (que de hambre desfallecen por las esquinas de todas las calles)! (Lamentaciones 2, 19)

  • El hace las Pléyades y Orión, trueca en mañana las sombras, y hace oscurecer el día en noche. El llama a las aguas del mar, y sobre la haz de la tierra las derrama, Yahveh es su nombre; (Amós 5, 8)

  • El que edifica en los cielos sus altas moradas, y asienta su bóveda en la tierra; el que llama a las aguas de la mar, y sobre la haz de la tierra las derrama, ¡Yahveh es su nombre! (Amós 9, 6)

  • Ante su enojo ¿quién puede tenerse? ¿Quién puede resistir el ardor de su cólera? Su furor se derrama como fuego, y las rocas se quiebran ante él. (Nahún 1, 6)

  • Ni tampoco se echa vino nuevo en pellejos viejos; pues de otro modo, los pellejos revientan, el vino se derrama, y los pellejos se echan a perder; sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos, y así ambos se conservan.» (Mateo 9, 17)


“Que Nossa Senhora nos obtenha o amor à cruz, aos sofrimentos e às dores.” São Padre Pio de Pietrelcina