Löydetty 414 Tulokset: engaño de jacob

  • Escúchame, Jacob, Israel, a quien llamé: Yo soy, yo soy el primero y también soy el último. (Isaías 48, 12)

  • ¡Salid de Babilonia! ¡Huid de los caldeos! ¡Anunciad con voz de júbilo, hacedlo saber, proclamad hasta el extremo de la tierra, decid: Yahveh ha rescatado a su siervo Jacob! (Isaías 48, 20)

  • Ahora, pues, dice Yahveh, el que me plasmó desde el seno materno para siervo suyo, para hacer que Jacob vuelva a él, y que Israel se le una. Mas yo era glorificado a los ojos de Yahveh, mi Dios era mi fuerza. (Isaías 49, 5)

  • «Poco es que seas mi siervo, en orden a levantar las tribus de Jacob, y de hacer volver los preservados de Israel. Te voy a poner por luz de las gentes, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra.» (Isaías 49, 6)

  • Haré comer a tus opresores su propia carne, como con vino nuevo, con su sangre se embriagarán. Y sabrá todo el mundo que yo, Yahveh, soy el que te salva, y el que te rescata, el Fuerte de Jacob. (Isaías 49, 26)

  • y se puso su sepultura entre los malvados y con los ricos su tumba, por más que no hizo atropello ni hubo engaño en su boca. (Isaías 53, 9)

  • Clama a voz en grito, no te moderes; levanta tu voz como cuerno y denuncia a mi pueblo su rebeldía y a la casa de Jacob sus pecados. (Isaías 58, 1)

  • entonces te deleitarás en Yahveh, y yo te haré cabalgar sobre los altozanos de la tierra. Te alimentaré con la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Yahveh ha hablado. (Isaías 58, 14)

  • Vendrá a Sión para rescatar, a aquellos de Jacob que se conviertan de su rebeldía. - Oráculo de Yahveh -. (Isaías 59, 20)

  • Te nutrirás con la leche de las naciones, con las riquezas de los reyes serás amamantada, y sabrás que yo soy Yahveh tu Salvador, y el que rescata, el Fuerte de Jacob. (Isaías 60, 16)

  • Sacaré de Jacob simiente y de Judá heredero de mis montes; los heredarán mis elegidos y mis siervos morarán allí. (Isaías 65, 9)

  • Oíd la palabra de Yahveh, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel. (Jeremías 2, 4)


“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina