Löydetty 103 Tulokset: escritura en la pared

  • Si el ladrón, sorprendido al perforar la pared, es herido mortalmente, no habrá venganza de sangre. (Exodo 22, 1)

  • Las tablas eran obra de Dios, y la escritura, grabada sobre las mismas, era escritura de Dios. (Exodo 32, 16)

  • El sacerdote la ofrecerá en el altar, descervigará su cabeza y la quemará en el altar; su sangre será exprimida contra la pared del altar. (Levítico 1, 15)

  • Si al examinarla observa que la mancha forma en las paredes de la casa cavidades verdosas y rojizas que parecen hundidas en la pared, (Levítico 14, 37)

  • Pero el Angel de Yahveh se puso en un sendero entre las viñas, con una pared a un lado y otra a otro. (Números 22, 24)

  • Al ver la burra al Angel de Yahveh, se arrimó a la pared y raspó el pie de Balaam contra la pared. El le pegó otra vez. (Números 22, 25)

  • Ella los descolgó con una cuerda por la ventana, pues su casa estaba en la pared de la muralla y vivía en la misma muralla. (Josué 2, 15)

  • Blandió Saúl la lanza y dijo: «Voy a clavar a David en la pared.» Pero David le esquivó dos veces. (I Samuel 18, 11)

  • Intentó Saúl clavar con su lanza a David en la pared; esquivó David a Saúl y la lanza se clavó en la pared; huyó David y se puso a salvo. Aquella misma noche (I Samuel 19, 10)

  • Se sentó el rey en su asiento, como de costumbre, en el asiento de la pared; Jonatán se sentó enfrente y Abner al lado de Saúl; el asiento de David quedó vacío. (I Samuel 20, 25)

  • Ezequías volvió su rostro a la pared y oró a Yahveh diciendo: (II Reyes 20, 2)

  • Las alas de los querubines tenían veinte codos de largo. Un ala era de cinco codos y tocaba la pared de la sala; la otra ala tenía también cinco codos y tocaba el ala del otro querubín. (II Crónicas 3, 11)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina