Löydetty 1995 Tulokset: hijo de la promesa

  • revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, (Gálatas 1, 16)

  • y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí. (Gálatas 2, 20)

  • a fin de que llegara a los gentiles, en Cristo Jesús, la bendición de Abraham, y por la fe recibiéramos el Espíritu de la Promesa. (Gálatas 3, 14)

  • Y digo yo: Un testamento ya hecho por Dios en debida forma, no puede ser anulado por la ley, que llega 430 años más tarde, de tal modo que la promesa quede anulada. (Gálatas 3, 17)

  • Pues si la herencia dependiera de la ley, ya no procedería de la promesa, y sin embargo, Dios otorgó a Abraham su favor en forma de promesa. (Gálatas 3, 18)

  • Entonces, ¿para qué la ley? Fue añadida en razón de las transgresiones hasta que llegase la descendencia, a quien iba destinada la promesa, ley que fue promulgada por los ángeles y con la intervención de un mediador. (Gálatas 3, 19)

  • Pero, de hecho, la Escritura encerró todo bajo el pecado, a fin de que la Promesa fuera otorgada a los creyentes mediante la fe en Jesucristo. (Gálatas 3, 22)

  • Y si sois de Cristo, ya sois descendencia de Abraham, herederos según la Promesa. (Gálatas 3, 29)

  • Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, (Gálatas 4, 4)

  • La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! (Gálatas 4, 6)

  • De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero por voluntad de Dios. (Gálatas 4, 7)

  • Pero el de la esclava nació según la naturaleza; el de la libre, en virtud de la Promesa. (Gálatas 4, 23)


“A caridade é o metro com o qual o Senhor nos julgará.” São Padre Pio de Pietrelcina