Löydetty 24 Tulokset: irritado
Nos has rechazado, oh Dios, nos has deshecho, estabas irritado, ¡oh, vuélvete a nosotros! (Salmos 60, 3)
Antíoco estaba engreído en su pensamiento, sin considerar que el Soberano estaba irritado por poco tiempo a causa de los pecados de los habitantes de la ciudad y por eso desviaba su mirada del Lugar. (II Macabeos 5, 17)
Si es verdad que nuestro Señor que vive, está momentáneamente irritado para castigarnos y corregirnos, también se reconciliará de nuevo con sus siervos. (II Macabeos 7, 33)
Irritado estaba yo contra mi pueblo, había profanado mi heredad y en tus manos los había entregado; pero tú no tuviste piedad de ellos; hiciste caer pesadamente tu yugo sobre el anciano. (Isaías 47, 6)
he aquí el grito lastimero de la hija de mi pueblo desde todos los rincones del país: «¿No está Yahveh en Sión? ¿su Rey no mora ya en ella? (¿Por qué me han irritado con sus ídolos, con esas Vanidades traídas del extranjero?) (Jeremías 8, 19)
si es que no nos has desechado totalmente, irritado contra nosotros sin medida! (Lamentaciones 5, 22)
Efraím le ha irritado amargamente: él dejará su sangre sobre él, su Señor le pagará su agravio. (Oseas 12, 15)
«Yahveh se ha irritado mucho contra vuestros padres.» (Zacarías 1, 2)
Tomó la palabra el ángel de Yahveh y dijo: «Oh Yahveh Sebaot, ¿hasta cuándo seguirás sin apiadarte de Jerusalén y de las ciudades de Judá, contra las cuales estás irritado desde hace setenta años?» (Zacarías 1, 12)
y con gran irritación irritado contra las naciones que se sienten seguras, y que, cuando yo estaba poco irritado, contribuyeron al mal. (Zacarías 1, 15)
Si dice Edom: «Hemos sido aplastados, pero volveremos a edificar nuestras ruinas», así dice Yahveh Sebaot: Ellos edificarán, mas yo demoleré, y se les llamará: «Territorio de impiedad», y «Pueblo contra el que Yahveh está irritado para siempre». (Malaquías 1, 4)
Estaba Herodes fuertemente irritado con los de Tiro y Sidón. Estos, de común acuerdo, se le presentaron y habiéndose ganado a Blasto, camarlengo del rey, solicitaban hacer las paces, pues su país se abastecía del país del rey. (Hechos 12, 20)