Löydetty 1016 Tulokset: medio hermano

  • Así que hubo concluido Isaac de bendecir a Jacob, y justo cuando acababa de salir Jacob de la presencia de su padre Isaac, llegó su hermano Esaú de su cacería. (Génesis 27, 30)

  • Díjole éste: «Ha venido astutamente tu hermano, y se ha llevado tu bendición.» (Génesis 27, 35)

  • De tu espada vivirás y a tu hermano servirás. Mas luego, cuando te hagas libre, partirás su yugo de sobre tu cerviz.» (Génesis 27, 40)

  • Esaú se enemistó con Jacob a causa de la bendición con que le había bendecido su padre; y se dijo Esaú: «Se acercan ya los días del luto por mi padre. Entonces mataré a mi hermano Jacob.» (Génesis 27, 41)

  • Se dio aviso a Rebeca de las palabras de Esaú, su hijo mayor; y ella envió a llamar a Jacob, su hijo pequeño, y le dijo: «Mira que tu hermano Esaú va a vengarse de ti matándote. (Génesis 27, 42)

  • Ahora, pues, hijo mío, hazme caso: levántate y huye a Jarán, a donde mi hermano Labán, (Génesis 27, 43)

  • y te quedas con él una temporada, hasta que se calme la cólera de tu hermano; (Génesis 27, 44)

  • hasta que se calme la ira de tu hermano contra ti, y olvide lo que has hecho. Entonces enviaré yo a que te traigan de allí. ¿Por qué he de perderos a los dos en un mismo día?» (Génesis 27, 45)

  • Levántate y ve a Paddán Aram, a casa de Betuel, padre de tu madre, y toma allí mujer de entre las hijas de Labán, hermano de tu madre. (Génesis 28, 2)

  • Y despidió Isaac a Jacob, el cual se fue a Paddán Aram, a casa de Labán, hijo de Betuel el arameo, hermano de Rebeca, la madre de Jacob y de Esaú. (Génesis 28, 5)

  • En cuanto vio Jacob a Raquel, hija de Labán, el hermano de su madre, y las ovejas de Labán, hermano de su madre, acercóse Jacob y revolvió la piedra de sobre la boca y abrevó los ovejas de Labán, el hermano de su madre. (Génesis 29, 10)

  • Jacob envió mensajeros por delante hacia su hermano Esaú, al país de Seír, la estepa de Edom, (Génesis 32, 4)


“Sejam como pequenas abelhas espirituais, que levam para sua colméia apenas mel e cera. Que, por meio de sua conversa, sua casa seja repleta de docilidade, paz, concórdia, humildade e piedade!” São Padre Pio de Pietrelcina