Löydetty 327 Tulokset: oposición a los judíos

  • Los que se habían dispersado cuando la tribulación originada a la muerte de Esteban, llegaron en su recorrido hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la Palabra a nadie más que a los judíos. (Hechos 11, 19)

  • Al ver que esto les gustaba a los judíos, llegó también a prender a Pedro. Eran los días de los Azimos. (Hechos 12, 3)

  • Pedro volvió en sí y dijo: «Ahora me doy cuenta realmente de que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos.» (Hechos 12, 11)

  • Llegados a Salamina anunciaban la Palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan que les ayudaba. (Hechos 13, 5)

  • Disuelta la reunión, muchos judíos y prosélitos que adoraban a Dios siguieron a Pablo y a Bernabé; éstos conversaban con ellos y les persuadían a perseverar fieles a la gracia de Dios. (Hechos 13, 43)

  • Los judíos, al ver a la multitud, se llenaron de envidia y contradecían con blasfemias cuanto Pablo decía. (Hechos 13, 45)

  • Pero los judíos incitaron a mujeres distinguidas que adoraban a Dios, y a los principales de la ciudad; promovieron una persecución contra Pablo y Bernabé y les echaron de su territorio. (Hechos 13, 50)

  • En Iconio, entraron del mismo modo en la sinagoga de los judíos y hablaron de tal manera que gran multitud de judíos y griegos abrazaron la fe. (Hechos 14, 1)

  • Pero los judíos que no habían creído excitaron y envenenaron los ánimos de los gentiles contra los hermanos. (Hechos 14, 2)

  • La gente de la ciudad se dividió: unos a favor de los judíos y otros a favor de los apóstoles. (Hechos 14, 4)

  • Como se alzasen judíos y gentiles con sus jefes para ultrajarles y apedrearles, (Hechos 14, 5)

  • Vinieron entonces de Antioquía e Iconio algunos judíos y, habiendo persuadido a la gente, lapidaron a Pablo y le arrastraron fuera de la ciudad, dándole por muerto. (Hechos 14, 19)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina