Löydetty 64 Tulokset: pacto de la circuncisión

  • y he puesto allí el arca, en la cual está la alianza de Yahveh, que él pactó con los israelitas.» (II Crónicas 6, 11)

  • ¿Acaso no sabéis que Yahveh, el Dios de Israel, dio el reino de Israel para siempre a David, a él y a sus hijos, con pacto de sal? (II Crónicas 13, 5)

  • Y se obligaron con un pacto a buscar a Yahveh, el Dios de sus padres, con todo su corazón y con toda su alma; (II Crónicas 15, 12)

  • El año séptimo, Yehoyadá cobró ánimo y envió a buscar a los jefes de cien, a Azarías, hijo de Yerojam; a Ismael, hijo de Yehojanán; a Azarías, hijo de Obed; a Maaseías, hijo de Adaías, y a Elisafat, hijo de Zikrí; concertando un pacto con ellos, (II Crónicas 23, 1)

  • Entonces Yehoyadá pactó alianza con todo el pueblo y el rey de que el pueblo sería pueblo de Yahveh. (II Crónicas 23, 16)

  • Había hecho yo un pacto con mis ojos, y no miraba a ninguna doncella. (Job 31, 1)

  • lo que pactó con Abraham, el juramento que hizo a Isaac, (Salmos 105, 9)

  • con sus criaturas colgadas al cuello. La misma suerte corrían sus familiares y los que habían efectuado la circuncisión. (I Macabeos 1, 61)

  • Con esto, el miedo hacia ellos y el espanto se apoderó del pueblo, que decía: «No hay en ellos verdad ni justicia, pues han violado el pacto y el juramento que habían jurado.» (I Macabeos 7, 18)

  • Pero los impíos con las manos y las palabras llaman a la muerte; teniéndola por amiga, se desviven por ella, y con ella conciertan un pacto, pues bien merecen que les tenga por suyos. (Sabiduría 1, 16)

  • Recuerda que la muerte no se tardará, y que el pacto del seol no se te ha revelado. (Eclesiástico 14, 12)

  • Porque habéis dicho: «Hemos celebrado alianza con la muerte, y con el seol hemos hecho pacto, cuando pasare el azote desbordado, no nos alcanzará, porque hemos puesto la mentira por refugio nuestro y en el engaño nos hemos escondido.» (Isaías 28, 15)


“Quando ofendemos a justiça de Deus, apelamos à Sua misericórdia. Mas se ofendemos a Sua misericórdia, a quem podemos apelar? Ofender o Pai que nos ama e insultar quem nos auxilia é um pecado pelo qual seremos severamente julgados.” São Padre Pio de Pietrelcina