Löydetty 69 Tulokset: promesa cumplida

  • «Conforme se iba acercando el tiempo de la promesa que Dios había hecho a Abraham, creció el pueblo y se multiplicó en Egipto, (Hechos 7, 17)

  • De la descendencia de éste, Dios, según la Promesa, ha suscitado para Israel un Salvador, Jesús. (Hechos 13, 23)

  • «También nosotros os anunciamos la Buena Nueva de que la Promesa hecha a los padres (Hechos 13, 32)

  • Y si ahora estoy aquí procesado es por la esperanza que tengo en la Promesa hecha por Dios a nuestros padres, (Hechos 26, 6)

  • En efecto, no por la ley, sino por la justicia de la fe fue hecha a Abraham y su posteridad la promesa de ser heredero del mundo. (Romanos 4, 13)

  • Porque si son herederos los de la ley, la fe carece de objeto, y la promesa queda abolida; (Romanos 4, 14)

  • Por eso depende de la fe, para ser favor gratuito, a fin de que la Promesa quede asegurada para toda la posteridad, no tan sólo para los de la ley, sino también para los de la fe de Abraham, padre de todos nosotros, (Romanos 4, 16)

  • Por el contrario, ante la promesa divina, no cedió a la duda con incredulidad; más bien, fortalecido en su fe, dio gloria a Dios, (Romanos 4, 20)

  • es decir: no son hijos de Dios los hijos según la carne, sino que los hijos de la promesa se cuentan como descendencia. (Romanos 9, 8)

  • Porque éstas son las palabras de la promesa: «Por este tiempo volveré; y Sara tendrá un hijo.» (Romanos 9, 9)

  • a fin de que llegara a los gentiles, en Cristo Jesús, la bendición de Abraham, y por la fe recibiéramos el Espíritu de la Promesa. (Gálatas 3, 14)

  • Y digo yo: Un testamento ya hecho por Dios en debida forma, no puede ser anulado por la ley, que llega 430 años más tarde, de tal modo que la promesa quede anulada. (Gálatas 3, 17)


Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina