Löydetty 121 Tulokset: viento

  • De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. (Hechos 2, 2)

  • Durante muchos días la navegación fue lenta y a duras penas llegamos a la altura de Gnido. Como el viento no nos dejaba entrar en puerto, navegamos al abrigo de Creta por la parte de Salmone; (Hechos 27, 7)

  • Soplaba ligeramente entonces el viento del sur y creyeron que podían poner en práctica su propósito; levaron anclas y fueron costeando Creta de cerca. (Hechos 27, 13)

  • Pero no mucho después se desencadenó un viento huracanado procedente de la isla, llamado Euroaquilón. (Hechos 27, 14)

  • La nave fue arrastrada y, no pudiendo hacer frente al viento, nos abandonamos a la deriva . (Hechos 27, 15)

  • Soltaron las anclas que dejaron caer al mar; aflojaron al mismo tiempo las ataduras de los timones; depués izaron al viento la vela artimón y pusieron rumbo a la playa. (Hechos 27, 40)

  • Desde allí, costeando, llegamos a Regio. Al día siguiente se levantó el viento del sur, y al cabo de dos días llegamos a Pozzuoli. (Hechos 28, 13)

  • Así también vosotros: si al hablar no pronunciáis palabras inteligibles, ¿cómo se entenderá lo que decís? Es como si hablarais al viento. (I Corintios 14, 9)

  • Para que no seamos ya niños, llevados a la deriva y zarandeados por cualquier viento de doctrina, a merced de la malicia humana y de la astucia que conduce engañosamente al error, (Efesios 4, 14)

  • Pero que la pida con fe, sin vacilar; porque el que vacila es semejante al oleaje del mar, movido por el viento y llevado de una a otra parte. (Santiago 1, 6)

  • Estos son una mancha cuando banquetean desvergonzadamente en vuestros ágapes y se apacientan a sí mismos; son nubes sin agua zarandeadas por el viento, árboles de otoño sin frutos, dos veces muertos, arrancados de raíz; (Judas 1, 12)

  • y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera suelta sus higos verdes al ser sacudida por un viento fuerte; (Apocalipsis 6, 13)


“O amor nada mais é do que o brilho de Deus nos homens”. São Padre Pio de Pietrelcina