Löydetty 4172 Tulokset: Ada

  • Estas palabras: una vez más, indican que las cosas conmovidas serán cambiadas, porque son cosas creadas, para que subsistan aquellas que son inmutables. (Hebreos 12, 27)

  • Así pues, puesto que entramos en posesión de un reino inmutable, retengamos firmemente la gracia, y por ella ofrezcamos a Dios un culto agradable con reverencia y con respeto. (Hebreos 12, 28)

  • No os olvidéis de hacer el bien y de compartir vuestros bienes con los demás, pues ésos son los sacrificios que agradan a Dios. (Hebreos 13, 16)

  • Obedeced a vuestros jefes y estadles sumisos, porque ellos cuidan de vuestras vidas, de las cuales deberán dar cuenta, para que lo hagan con alegría y no con lágrimas, lo que no os beneficiaría nada. (Hebreos 13, 17)

  • os haga aptos para cumplir su voluntad en toda clase de obras buenas, obrando en vosotros lo que le es agradable a sus ojos por Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. (Hebreos 13, 21)

  • Hermanos, os ruego que aceptéis estas palabras de exhortación, acompañadas de estas breves líneas. (Hebreos 13, 22)

  • sabiendo que la fe probada produce la constancia. (Santiago 1, 3)

  • Pero que la constancia vaya acompañada de obras perfectas, para que seáis perfectos, irreprochables, sin dejar nada que desear. (Santiago 1, 4)

  • Pero que pida con confianza, sin dudar nada; porque el que duda es semejante a las olas del mar, agitadas por el viento y llevadas de una parte a otra. (Santiago 1, 6)

  • Un hombre así no piense recibir nada del Señor: (Santiago 1, 7)

  • sino que cada uno es tentado por su propio deseo, que lo atrae y lo seduce. (Santiago 1, 14)

  • Por eso, alejad de vosotros todo vicio y toda manifestación de malicia, y recibid con docilidad la palabra que ha sido plantada en vosotros y que puede salvaros. (Santiago 1, 21)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina