Löydetty 207 Tulokset: Envió
David se dijo: "Yo trataré con benevolencia a Janún, como su padre me trató a mí". David le envió una embajada de pésame por la muerte de su padre. Pero cuando los siervos de David llegaron a la tierra de los amonitas, (I Crónicas 19, 2)
Luego envió al ángel destructor a Jerusalén y, cuando ya estaba a punto de exterminarla, el Señor sintió compasión por tanta desgracia y dijo al ángel exterminador: "Basta, retira tu mano". El ángel del Señor estaba junto a la era de Ornán, el jebuseo. (I Crónicas 21, 15)
Te envío un hombre experto y de gran habilidad, Jurán Abí, (II Crónicas 2, 12)
El rey Roboán envió a Adorán, intendente de prestaciones personales; pero los israelitas lo mataron a pedradas. El rey Roboán tuvo que apresurarse a subir a su carro y huir a Jerusalén. (II Crónicas 10, 18)
Entonces Asá tomó la plata y el oro del templo y del palacio real y lo envió a Ben Hadad, rey de Siria, residente en Damasco, con este mensaje: (II Crónicas 16, 2)
"Hagamos nosotros dos un pacto, como lo hicieron nuestros padres. Yo te envío este obsequio de plata y oro. Rompe tu pacto con Basá, rey de Israel, para que me deje en paz". (II Crónicas 16, 3)
El Señor les envió profetas para convertirlos, pero no quisieron escuchar sus advertencias. (II Crónicas 24, 19)
La ira del Señor se encendió contra Amasías y le envió un profeta a decirle: "¿Por qué has ido a buscar a los dioses del pueblo al que ellos no pudieron librar de tus manos?". (II Crónicas 25, 15)
Senaquerib, rey de Asiria, que estaba en Laquis con todo su ejército, envió una embajada a Jerusalén para decir a Ezequías, rey de Judá, y a todo el pueblo de Judá que estaba en Jerusalén: (II Crónicas 32, 9)
y el Señor envió a un ángel, que aniquiló a todos los soldados, jefes y oficiales del campamento del rey de Asiria, el cual se vio obligado a regresar lleno de vergüenza a su tierra, donde murió asesinado a golpe de espada por sus propios hijos cuando estaba en el templo de su dios. (II Crónicas 32, 21)
El año dieciocho de su reinado, después de haber purificado la tierra y el templo, envió a Safán, hijo de Asalías, y Maasías, gobernador de la ciudad, y a su secretario Yoaj, hijo de Yoajaz, a reparar el templo del Señor, su Dios. (II Crónicas 34, 8)
El Señor, Dios de sus padres, les envió continuos mensajeros, porque quería salvar a su pueblo y a su templo. (II Crónicas 36, 15)