Löydetty 796 Tulokset: José en Egipto

  • Y como cuando los sacaste de Egipto, haznos ver tus prodigios. (Miqueas 7, 15)

  • Etiopía y Egipto eran su fuerza, que no tenía límites; Lidia y Libia sus auxiliares. (Nahún 3, 9)

  • Empeñé mi palabra al sacaros de Egipto, y mi Espíritu estará en medio de vosotros; no temáis. (Ageo 2, 5)

  • Y haré fuerte a la casa de Judá y victoriosa a la casa de José. Les haré retornar a la patria, siento compasión por ellos; serán como si no los hubiese nunca rechazado. (Zacarías 10, 6)

  • Los haré volver de Egipto, y los reuniré de Asiria; los traeré a la tierra de Galaad y al Líbano, y no habrá bastante sitio para ellos. (Zacarías 10, 10)

  • Atravesarán el mar de Egipto -él herirá las olas del mar-, se secarán las profundidades del Nilo. El orgullo de Asiria será humillado, y el cetro de Egipto será quitado. (Zacarías 10, 11)

  • Y si la familia de Egipto no quiere venir, también sobre ella vendrá la plaga con la que el Señor castigará a las naciones que no vayan a celebrar la fiesta de los tabernáculos. (Zacarías 14, 18)

  • Éste será el castigo de Egipto y el castigo de todas las naciones que no vayan a celebrar la fiesta de los tabernáculos. (Zacarías 14, 19)

  • Jacob de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es el mesías. (Mateo 1, 16)

  • El nacimiento de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba desposada con José, y, antes de que vivieran juntos, se encontró encinta por virtud del Espíritu Santo. (Mateo 1, 18)

  • José, su marido, que era un hombre justo y no quería denunciarla, decidió dejarla en secreto. (Mateo 1, 19)

  • Estaba pensando en esto, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no tengas ningún reparo en recibir en tu casa a María, tu mujer, pues el hijo que ha concebido viene del Espíritu Santo. (Mateo 1, 20)


Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina