Löydetty 72 Tulokset: Josafat

  • El Señor consolidó el reino en sus manos; todo Judá le pagaba tributo a Josafat, que llegó a tener muchas riquezas y gran fama. (II Crónicas 17, 5)

  • El pánico del Señor cundió por todos los reinos de las tierras vecinas de Judá, y no hicieron la guerra a Josafat. (II Crónicas 17, 10)

  • Más aún, los filisteos vinieron a ofrecer a Josafat tributos y regalos de plata. Los árabes llevaron al rey ganado menor: 7.700 carneros y otros tantos machos cabríos. (II Crónicas 17, 11)

  • Josafat prosperaba más y más. Construyó en Judá fortalezas y ciudades para almacenes. (II Crónicas 17, 12)

  • Josafat llegó a tener muchas riquezas y mucha fama, y emparentó con Ajab, (II Crónicas 18, 1)

  • Ajab, rey de Israel, dijo a Josafat, rey de Judá: "¿Quieres venir conmigo a atacar a Ramot de Galaad?". Él contestó: "Mi suerte y la tuya serán la misma, y la misma también la suerte de nuestros pueblos; iremos contigo a la guerra". (II Crónicas 18, 3)

  • Josafat repuso: "¿No habrá aquí algún otro profeta del Señor para consultarle?". (II Crónicas 18, 6)

  • El rey de Israel respondió a Josafat: "Hay todavía uno por medio del cual podemos consultar al Señor; pero yo le odio porque nunca me profetiza cosas buenas, sino cosas malas; es Miqueas, hijo de Yimlá". Josafat dijo: "No hable así el rey". (II Crónicas 18, 7)

  • El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados en sus tronos, con sus vestiduras regias, y ante ellos todos los profetas en trance de profetizar. (II Crónicas 18, 9)

  • El rey de Israel dijo a Josafat: "¿No te decía yo que no me profetizaba bienes, sino males?". (II Crónicas 18, 17)

  • El rey de Israel y Josafat fueron a atacar a Ramot de Galaad. (II Crónicas 18, 28)

  • El rey de Israel dijo a Josafat: "Yo iré disfrazado a la batalla, pero tú irás con tu vestidura real". Y el rey de Israel se disfrazó y entró en batalla. (II Crónicas 18, 29)


“Resigna-te a ser neste momento uma pequena abelha. E enquanto esperas ser uma grande abelha, ágil, hábil, capaz de fabricar bom mel, humilha-te com muito amor perante Deus e os homens, pois Deus fala aos que se mantêm diante dele humildemente”. São Padre Pio de Pietrelcina