Löydetty 27 Tulokset: Levanté

  • A los hijos de sus concubinas les hizo donaciones y, antes de morir, los envió lejos de Isaac, su hijo, hacia levante. (Génesis 25, 6)

  • Sucedió que al tiempo en que las ovejas se encelaban, yo levanté los ojos y vi en sueños que los machos que cubrían a las ovejas eran todos manchados y rayados. (Génesis 31, 10)

  • desde Sarid torcía al oriente al sol levante, hasta el límite de Quislot Tabor, se dirigía hacia Daberat y subía a Yafia; (Josué 19, 12)

  • Aunque alguno se levante para perseguirte y buscar tu vida, la vida de mi señor está guardada en la bolsa de la vida, junto al Señor, tu Dios; pero la vida de tus enemigos la lanzará lejos, como se lanzan las piedras con la honda. (I Samuel 25, 29)

  • Luego me levanté de noche, con unos cuantos hombres, sin manifestar a nadie lo que por inspiración divina iba a hacer por Jerusalén, llevando sólo el caballo que yo montaba. (Nehemías 2, 12)

  • Los sirvientes del templo, que habitaban en el Ofel, restauraron hasta la puerta del Agua, en dirección del levante y hasta la torre saliente. (Nehemías 3, 26)

  • Me levanté, dejando mi comida, lo saqué de la plaza y lo llevé a una pequeña casa hasta la puesta del sol, en que pudiera enterrarlo. (Tobías 2, 4)

  • En caso de caída, el uno levanta al otro; en cambio, ¡ay del solo que cae y no tiene a nadie que lo levante! (Eclesiastés 4, 10)

  • Me levanté para abrir a mi amor, y mis manos destilaron mirra, mirra fluida mis dedos en la manilla de la cerradura. (Cantar 5, 5)

  • Yo lo he suscitado del norte y ya viene, del sol levante lo he llamado por su nombre; ha pisoteado como barro a los sátrapas, como un alfarero pisa la arcilla. (Isaías 41, 25)

  • para que se sepa desde el levante hasta el poniente que no hay nadie fuera de mí. Yo, el Señor, y ningún otro. (Isaías 45, 6)

  • Temblará la insolencia y caerá, sin tener quien la levante. Prenderé fuego a sus ciudades, y devorará todos sus contornos. (Jeremías 50, 32)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina