Löydetty 1053 Tulokset: Oración de David

  • el que por boca de nuestro padre David, tu siervo, dijiste: ¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos hacen proyectos vanos? (Hechos 4, 25)

  • Acabada su oración, tembló el lugar en que estaban reunidos, y quedaron todos llenos del Espíritu Santo, y anunciaban con absoluta libertad la palabra de Dios. (Hechos 4, 31)

  • nosotros perseveraremos en la oración y en el ministerio de la palabra". (Hechos 6, 4)

  • Nuestros antepasados se fueron pasando la tienda de padres a hijos y la introdujeron, guiados por Josué, en la tierra conquistada a los paganos, a los que expulsó Dios delante de ellos. Así hasta los días de David, (Hechos 7, 45)

  • El Señor le dijo: "Vete rápidamente a la casa de Judas, en la calle Recta, y pregunta por un tal Saulo de Tarso, que está allí en oración (Hechos 9, 11)

  • y me dijo: Cornelio, Dios ha escuchado tu oración y tiene presente tus limosnas. (Hechos 10, 31)

  • Después lo destituyó y les dio como rey a David, hijo de Jesé, de quien dio este testimonio: He encontrado a David, hombre de mi agrado, quien cumplirá todos mis deseos. (Hechos 13, 22)

  • Y que Dios lo ha resucitado de los muertos de forma que no vuelva más a la corrupción, lo había afirmado: Os cumpliré las promesas firmes que hice a David. (Hechos 13, 34)

  • Pues bien, David, después de haber cumplido durante su vida la voluntad de Dios, murió, fue sepultado con sus padres y vio la corrupción. (Hechos 13, 36)

  • Después de esto volveré y restauraré la choza caída de David; repararé sus ruinas y la volveré a levantar, (Hechos 15, 16)

  • El sábado salimos fuera de la ciudad y fuimos por la orilla del río, donde pensábamos que estaba el lugar de oración. Nos sentamos y nos pusimos a hablar con las mujeres que se habían reunido. (Hechos 16, 13)

  • Otra vez, cuando íbamos al lugar de la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía un espíritu adivinador, la cual con sus adivinaciones procuraba a sus amos muchas ganancias. (Hechos 16, 16)


“Quem te agita e te atormenta é o demônio.Quem te consola é Deus”! São Padre Pio de Pietrelcina