Löydetty 169 Tulokset: Pablo en Corinto

  • mientras que Pablo se defendió diciendo: "Yo no he cometido ningún delito ni contra la ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra el césar". (Hechos 25, 8)

  • Pero Festo, queriendo congraciarse con los judíos, preguntó a Pablo: "¿Quieres ir a Jerusalén y ser allí juzgado ante mí de estas cosas?". (Hechos 25, 9)

  • Pablo dijo: "Estoy ante el tribunal del césar, donde debo ser juzgado. Yo no he cometido ningún delito contra los judíos, como tú sabes muy bien. (Hechos 25, 10)

  • Como se detuvieron allí muchos días, Festo expuso al rey el asunto de Pablo: "Aquí tenemos un hombre que Félix ha dejado en la cárcel. (Hechos 25, 14)

  • sólo tenían contra él ciertas cuestiones acerca de su propia religión y de un tal Jesús, que ha muerto y que Pablo decía que estaba vivo. (Hechos 25, 19)

  • Pero Pablo ha apelado y quiere ser sometido al juicio de Augusto. He ordenado que lo custodien hasta que lo remita al César". (Hechos 25, 21)

  • Así pues, al día siguiente Agripa y Berenice llegaron con gran pompa y entraron en la audiencia con los jefes militares y las autoridades de la ciudad. Festo mandó que trajeran a Pablo. (Hechos 25, 23)

  • Agripa dijo a Pablo: "Tienes permiso para hablar en tu defensa". Entonces Pablo, con la mano extendida, presentó su defensa: (Hechos 26, 1)

  • Mientras así se defendía, Festo exclamó: "¡Estás loco, Pablo! Las muchas letras te hacen perder la cabeza". (Hechos 26, 24)

  • Pablo dijo: "No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que pronuncio palabras de verdad y de sensatez. (Hechos 26, 25)

  • Agripa dijo a Pablo: "Por poco me persuades a hacerme cristiano". (Hechos 26, 28)

  • Pablo repuso: "¡Quisiera Dios que, por poco o por mucho, no sólo tú, sino todos los que me escuchan hoy, fueran en todo como yo, menos en estas cadenas!". (Hechos 26, 29)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina