Löydetty 1077 Tulokset: Palacio de David

  • Reinará sobre ellos mi siervo David. Todos ellos tendrán un solo pastor y caminarán por la senda de mis mandamientos, guardando mis leyes y poniéndolas en práctica. (Ezequiel 37, 24)

  • Habitarán la tierra que yo di a mi siervo Jacob, donde habitaron vuestros padres. Allí habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos siempre. David, mi siervo, será su príncipe eternamente. (Ezequiel 37, 25)

  • sin defecto alguno, de buen parecer, expertos en todos los campos del saber, inteligentes y aptos para servir en el palacio real. Ordenó también que se les enseñase la escritura y el idioma de los caldeos. (Daniel 1, 4)

  • Yo, Nabucodonosor, estaba tranquilo en mi casa, viviendo felizmente en mi palacio, (Daniel 4, 1)

  • Doce meses después, paseando por su palacio real de Babilonia, (Daniel 4, 26)

  • De pronto aparecieron los dedos de una mano humana, que se pusieron a escribir, delante del candelabro, en la pared del palacio real. El rey, al ver la mano que escribía, (Daniel 5, 5)

  • Después el rey volvió a su palacio y pasó la noche en ayuno sin permitir que vinieran con él las concubinas, y el sueño huyó de sus ojos. (Daniel 6, 19)

  • Después los israelitas volverán a buscar al Señor, su Dios, y a David, su rey, y acudirán con temor al Señor y a sus bienes en el tiempo futuro. (Oseas 3, 5)

  • Los que cantan a gritos al son del arpa y se inventan, como David, instrumentos de música; (Amós 6, 5)

  • En aquel día levantaré la choza caída de David, repararé sus brechas, reedificaré sus ruinas y la reconstruiré como en otros tiempos, (Amós 9, 11)

  • Se abren las puertas que dan al río, y en el palacio cunde el pánico. (Nahún 2, 7)

  • En aquel día el Señor protegerá en primer lugar todas las tiendas de Judá para que no supere el esplendor de la casa de David, y la gloria de los habitantes de Jerusalén a la de Judá. (Zacarías 12, 7)


“A ingenuidade e’ uma virtude, mas apenas ate certo ponto; ela deve sempre ser acompanhada da prudência. A astúcia e a safadeza, por outro lado, são diabólicas e podem causar muito mal.” São Padre Pio de Pietrelcina