Löydetty 355 Tulokset: Rey de los judíos
y hemos registrado sus declaraciones en los actos públicos de este modo: Numenio, hijo de Antíoco, y Antípatro, hijo de Jasón, embajadores de los judíos, han venido para renovar la amistad con nosotros. (I Macabeos 14, 22)
Los enemigos de los judíos quisieron entonces invadir su país para devastarlo y poner las manos en su templo. (I Macabeos 14, 31)
Fortificó también a Jafa, junto al mar, y a Guézer, en los límites de Asdod, habitada antes por enemigos, y estableció allí colonos judíos, dotándolos de cuanto era necesario. (I Macabeos 14, 34)
A sus órdenes los judíos consiguieron expulsar a los paganos de los territorios ocupados, especialmente de la ciudad de David, Jerusalén, donde habían construido una ciudadela, de la que salían profanando los aledaños del templo e infligiendo graves ofensas a su santidad. (I Macabeos 14, 36)
Destacó en ella soldados judíos, la fortificó para seguridad de la nación y de la ciudad y levantó las murallas de Jerusalén. (I Macabeos 14, 37)
pues sabía que los romanos llamaban a los judíos amigos, aliados y hermanos, y habían recibido con honores a los emisarios de Simón; (I Macabeos 14, 40)
que los judíos y los sacerdotes a una habían resuelto que Simón fuera su caudillo y sumo sacerdote hasta la aparición de un profeta acreditado; (I Macabeos 14, 41)
Simón aceptó y consintió ejercer el sumo sacerdocio, ser caudillo y jefe de los judíos y de los sacerdotes y ser cabeza de todos. (I Macabeos 14, 47)
Antíoco, hijo del rey Demetrio, envió desde las islas del mar a Simón, sumo sacerdote y jefe de los judíos, y a toda la nación (I Macabeos 15, 1)
Han llegado a nosotros emisarios de los judíos, nuestros amigos y aliados, para renovar el antiguo tratado de amistad, mandados por el sumo sacerdote Simón y por el pueblo judío. (I Macabeos 15, 17)
Nos ha parecido bien aceptar de los judíos el escudo. (I Macabeos 15, 20)
"A los hermanos judíos que habitan en Egipto, salud; los hermanos judíos de Jerusalén y de la comarca de Judea os desean paz y prosperidad. (II Macabeos 1, 1)