Löydetty 339 Tulokset: Saúl es engañado

  • Saúl respondió al mozo: "Si, vamos allá, ¿qué llevaremos a ese hombre? Ya no hay pan en nuestros sacos y no tenemos nada que ofrecer al hombre de Dios. ¿Qué le daremos?". (I Samuel 9, 7)

  • El mozo dijo a Saúl: "Mira, he encontrado en mi bolso una pequeña moneda de plata; se la daré al hombre de Dios para que nos indique el camino que debemos seguir". (I Samuel 9, 8)

  • Saúl respondió al mozo: "Muy bien dicho; vamos". Y fueron a la ciudad, donde estaba el hombre de Dios. (I Samuel 9, 10)

  • El día antes de que llegara Saúl, el Señor había advertido a Samuel: (I Samuel 9, 15)

  • Cuando Samuel vio a Saúl, el Señor le dijo: "Éste es el hombre de que te hablé; éste es el que regirá a mi pueblo". (I Samuel 9, 17)

  • Saúl se acercó a Samuel en medio de la entrada y le dijo: "Indícanos, por favor, dónde está la casa del vidente". (I Samuel 9, 18)

  • Saúl respondió: "¿No soy yo de Benjamín, la más pequeña de las tribus de Israel, y mi familia no es la más pequeña de todas las de la tribu de Benjamín? ¿Por qué me dices esto?". (I Samuel 9, 21)

  • Samuel llevó consigo a Saúl y a su mozo, los introdujo en la sala y les dio el primer puesto entre los invitados, que eran treinta personas. (I Samuel 9, 22)

  • El cocinero tomó un pernil y el rabo y se lo sirvió a Saúl. Samuel le dijo: "Ahí tienes la porción reservada; come, porque ella fue reservada para este momento cuando convoqué al pueblo". Y aquel día Saúl comió con Samuel. (I Samuel 9, 24)

  • Después bajaron a la ciudad, prepararon una cama para Saúl en la terraza y se acostó. (I Samuel 9, 25)

  • Al despuntar el alba, Samuel llamó a Saúl y le dijo: "Levántate y sigue tu camino". Saúl se levantó y salieron los dos fuera. (I Samuel 9, 26)

  • Cuando bajaron a las afueras de la ciudad, Samuel dijo a Saúl: "Di al mozo que se adelante, pero tú párate, que tengo que comunicarte lo que Dios me ha dicho". (I Samuel 9, 27)


“O sábio elogia a mulher forte dizendo: os seu dedos manejaram o fuso. A roca é o alvo dos seus desejos. Fie, portanto, cada dia um pouco. Puxe fio a fio até a execução e, infalivelmente, você chegará ao fim. Mas não tenha pressa, pois senão você poderá misturar o fio com os nós e embaraçar tudo.” São Padre Pio de Pietrelcina